Era la típica imagen del metalero. Ropas de cuero y jean rotos, melenas agitadas al viento, botas sucias y caras de miedo. Así surgió todo. Era la década del 80 cuando se empezó notar –en plena época de la “orden superior”– el heavy metal en Paraguay. Corría 1984 cuando la banda Nash apareció con sus covers metaleros que despertaban a pendejos con granos en la cara y asustaba a una sociedad pacata que temía por la llegada del diablo a sus almas. Era el acabose: el fin del mundo estaba cerca. Y unos meses después, aparece Rawhide en escena, desde el rincón menos esperado: un colegio “chuchi” de apellido alemán. Sin orden de prelación ni cronológica, hoy contamos la historia de la banda del “cuero crudo”.

Por Mario Rubén Velázquez

ruben.velazquez@gruponacion.com.py

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Surgida en 1984, Rawhide (Cuero Crudo) fue la agru­pación pionera del thrash y el heavy metal en Paraguay, junto con el grupo Nash. La banda comenzó a descargar heavy metal en pubs, cole­gios y pequeños clubes de Asunción. Todo empezó en el colegio Goethe de Asun­ción, en donde las clases se impartían en dos grandes grupos: los alemanes y los que hablaban bien alemán, y quienes solo sabían decir hola y chau en dicho idioma.

“A mí me empezó a interesar el rock en 1983, cuando tenía 15 años. A todos mis compa­ñeros les gustaba el pop de entonces y yo siempre quise ser el raro del grupo, el dife­rente, y buscaba cosas para escandalizar al grupo, para que digan: “¡Guau!, qué raro este Emilio que le gustan estas cosas raras'” (risas), relata el guitarrista Emilio Paredes.

DEMOS. Las dos grabaciones de Rawhide (1987 y 1989) se encuentran en este CD que reúne los mejores temas del grupo.FOTO:GENTILEZA: CLAUDIA FUCH

Lo primero que le llamó la atención a Emilio es que los alemanes escuchaban gru­pos más pesados, enérgicos. Entonces me hice amigo de Michael y Markus, quie­nes ya tenían un grupo en el colegio. Y empezaron a ensayar. “Yo ya tocaba la guitarra y me hice amigo de Felipe Vallejos, quien me prestaba su guitarra y su amplificador”. Por desave­nencias con el jefe, lo echa­ron de la banda. “Michael y Markus salieron del grupo y conformamos luego el grupo Rawhide”, aclara.

YA EXISTÍA NASH

¿Por qué el nombre? “Yo me guiaba por el sonido de la palabra, que da la impre­sión de sonido fuerte. Y empecé a buscar en el dic­cionario palabras y encon­tré Rowhide, que significa cuero crudo”, cuenta Emi­lio. Cuando surge Rawhide ya existía Nash, recuerda Emilio: “Había una banda de metal que hacía temas de Iron Maiden, conformada por Raimon Mendez y

Dany Zayas. Ellos tocaban en vivo antes que nosotros”, sostiene.

COMIENZOS. El grupo se forma en 1984 en el Colegio Goethe, con Markus Wölfel (bajo), Michael Caballero (voz), Emilio Paredes (guitarra) y Santiago Bernal en batería.FOTO:GENTILEZA: CLAUDIA FUCHS

Rawhide fue considerada por muchos años como la mejor en su género. El grupo se formó en 1984 en el Colegio Goethe con Markus Wöl­fel (bajo), Michael Caballero (voz), Emilio Paredes (gui­tarra). Luego se les sumó Santiago Bernal en la bate­ría. Un día escucharon “Hell Awaits” de Slayer y “nos voló la cabeza. Nadie en Paraguay hace este estilo y nosotros lo vamos a hacer, dijimos. Y fui­mos la primera banda thrash metal del Paraguay”, cuenta Paredes.

En ese ínterin, Markus, Michael y Emilio conocen a Santi y suman a Felipe Valle­jos en guitarra. “Realmente cambió el sonido cuando Felipe entró. Además, él ya tenía letras, canciones que había escrito, y se convirtió en el principal compositor de Rawhide”, afirma Emi­lio. La banda tenía influen­cias de Samson (el primer grupo de Bruce Dickinson), Iron Maiden, Judas Priest, Black Sabbat, Scorpions y Metallica. Ensayaban casi todos los días y hasta tenían público, agrega.

“NOS GRITABAN PUTOOOS”

“Nosotros hacíamos esta música durante la dicta­dura estronista, lo que no era fácil. La verdad es que fue una cosa bastante atre­vida, valiente y creo que eso nos da cierto mérito cultural. Fuimos valientes en cuanto a expresar nuestra rebeldía en cuanto a lo social. Por supuesto que el sistema estaba más preo­cupado y les molestaba más la movida del nuevo cancio­nero que nosotros”, expresa.

Según el guitarrista, “no representábamos un peligro mayor para ellos, más que los estudiantes que cantaban canciones de protesta lati­noamericana. No nos daban mucha bola. Pensaban que estábamos locos. Para ellos éramos todos drogadictos” (risas). “Se reían de noso­tros: nosotros nos vestíamos con vaqueros rotos, remeras negras, pelo largo. Nos veían en la calle y los hinchas de Cerro u Olimpia nos grita­ban: ¡putooos!” (risas).

ORIGINALES. Cuando Rawhide empezaba a subir la cuesta: Markus Wölfel, Michael Caballero, Emilio Paredes y Santiago Bernal. Abajo, Claudia Fuchs, de la banda femenina Avalon.FOTO:GENTILEZA: CLAUDIA FUCH

Si bien Markus y Michael tenían composiciones jun­tos, Paredes dice que aportó mucho en las composiciones de los temas y que más bien era el arreglador. “En el tema ‘No Esperes Piedad’ parti­cipé más. Felipe (Vallejos) era el principal compositor. Recuerdo que el pobre iba con una idea ya terminada y después nosotros le arrui­nábamos el tema. Por eso a veces las canciones parecen Frankestein”. Al principio componían en inglés por­que entonces soñaban con ser “teloneros” de Black Sab­bath (risas).

LETRAS EN CASTELLANO

“Con respecto a las letras, primero escribimos en inglés, pero una noche en Musac Mall le encontra­mos a Nicodemus Espi­nosa, quien siempre apoyó la movida rockera. Nico es excelente y me acuerdo de una frase, que hasta ahora me da vueltas, como Pepe Grillo le habla a Pinocho: “Por qué lo que cantan en inglés, por qué no lo hacen en castellano”. Y ahí me nom­bró la frase de León Tolstoi: “Cántale a tu villa y cantarás al mundo”. Creo que eso me impulsó a escribir la letra de ‘No Esperes Piedad’. Y fue el comienzo de componer en castellano. Y por supuesto que Felipe era quien mejor escribía. Él le puso letras a Apocalipsis, Alma de Acero, etc. eran todas de Felipe”.

RISTRA DE BALAS DE FUSIL

El baterista Santiago Bernal cuenta detalles de una noche de 1985. “Andábamos con pinta de hippies, pero nada que ver: éramos headban­ger metaleros (golpeador de cabeza), pelo largo, jeans rotos, saco largo, etc. La Poli­cía nos tenía de sucios, gays en el 85 para arriba, satáni­cos a partir de los 90. Esa fase de satánicos nos ayudó a los metaleros, porque cualquier cosa y decíamos: “Sííí, somos del diablo (con gruñido usado en el death metal)”.

Pero esa madrugada, Santi traía en el asiento de atrás de su escarabajo, sin chapa ni documentos, una ristra de balas de fusil, tal como lo usaban los músicos de Destruction, una banda de thrash metal proveniente de Lörrach, al sur de Alema­nia. “Yo tenía esa ristra de balas de fusil que un amigo consiguió ni sé de dónde. Lo cierto es que esa tarde me lo puse cruzado sobre el pecho. Lo cierto es que yo tenía ese elemento bélico en el asiento trasero cuando la Policía nos detuvo”, recuerda.

Santi fue a la comisaría con un policía sentado a su lado que –por suerte– ni miró para atrás. “Estaba a la vista, si miraba hacia atrás, veía las balas de fusil que brillaban”, se ríe hoy Santi. De aquel momento recuerda claramente el sudor frío bajando por su frente ante la inminencia de una catás­trofe personal, en plena dic­tadura estronista.

INSPIRACIÓN DEL DEMONIO

“Esa época de surgimiento del metal en el mundo des­encadenó en que se pusie­ran de acuerdo todas las iglesias evangélicas nor­teamericanas para declarar que la música heavy metal es satánica, inspiración del demonio, salida del infierno. Hicieron una campaña en los medios y recuerdo que un buen sector de la Iglesia Católica se hizo eco de esta propaganda. Yo iba a cuantos programas de radios para refutar esa teoría. Creo que el sector que más nos atacó fue el de las igle­sias. Ni la Policía nos atacó tanto”, apunta.

EL vocalista Isidro Chá­vez, por su parte, cantaba en orquestas bailables y de tanto en tanto interac­tuaba con las bandas de rock nacional. Venía de tocar con Roberto Thomp­son, Alcy Rock y otros. Era 1986 e Isidro trabajaba en un laboratorio de mecánica dental sobre Yegros, cerca de la Facultad de Odonto­logía, cuando ve pasar a un pelilargo con pinta de roc­kero. Era Santiago Bernal que abría con su madre un bodegón en un local vecino. Se hicieron amigos y Santi le contó que estaba en Rawhide y fue con Roberto Thompson y otros a verlos.

Unos meses después, Santi le cuenta que el cantante salía de la banda. “Acepté y una semana después se hace la audición, Isidro fue y se encontró a unas 50 perso­nas que fueron para hacer la prueba. “Después de mucho esperar, entré y no conocía ni el estilo. ¿Qué podés can­tar de Iron Maiden? No sé, dije, y Felipe me pregunta si conocía algo de los Rolling Stones. Dije que sí y canté. Ni pensé que iba a quedar, hasta que una semana des­pués Santi le cuenta que fue elegido como cantante. Fue algo grande”, dice eufórico. Isidro se sumó en enero de 1987 a Rawhide.

El 27 de diciembre de 1991, los Rawhide se separaron y lo anunciaron en un con­cierto que se realizó en el Rowing Club. Sus integran­tes se dividieron en dos y conformaron las bandas Corrosion y Requiem, sobre las que contaremos en las próximas ediciones de #His­toriadelrockparaguayo.

DEL GOETHE AL ROWING

Rawhide surgió como una banda metalera del colegio Goethe en 1984 y cerró la cremallera a principios de 1992, con una despedida en el Rowing Club de Asunción unos meses antes. En esos siete años dejaron sus propias vidas estampadas en cada tema, en cada riff, en cada lugar en donde tocaron, con fanáticos coreando y “cabeceando” en el aire y con los dedos índice y meñique levantados. En los inicios estuvieron Markus Wölfel (bajo), Michael Caballero (voz), Emilio Paredes (guitarra) y Santiago Bernal (batería). En 1985 se suma Felipe Valle­jos (guitarra) y sale Markus, quien va a Alemania, y el vocalista Michael. Ingresan Gerardo “Jerry” Gröehn (bajo) y José “Pichón” Florentín en voz (1986). En 1987 sale Pichón y entra Isidro Chávez (vocalista) hasta 1989.

En 1987 Michael Caballero regresa esporádicamente y graba el demo ‘No esperes piedad’. Además de temas propios, Rawhide hacía covers de bandas heavy metal como Judas Priest, Black Sabbath y otros. En 1989 graban ‘Cacería Humana’. La banda tocó en todos los festiva­les importantes de fines de los 80 y principios de los 90. De la división de Rawhide surgieron Requiem y Corrosion. El 29 de diciembre del 2006 volvieron a tocar ante cientos de pende­jos con remeras negras en la Estación Central del Ferrocarril en el Festival Asunción Mosh II. Entonces, subieron a escena cuatro de los supervivientes originales de la banda: Vallejos, Paredes, Bernal y Gröehn. ¡Hay metal para rato!

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