Disfrutar del cine sirve casi como una terapia para afrontar un corazón roto. Al funcionar como un espejo de la vida cotidiana, las películas también son una herramienta de apoyo a la terapia psicológica para abordar una gran variedad de problemas, según revelaron nuevos estudios.

De acuerdo con la Universidad de Lincoln en Nueva Zelanda, el cine es lo más parecido a los sueños que el hombre haya inventado, por lo que utilizar películas ante una crisis emocional podría aumentar el compromiso con la terapia y aumentar la facilidad del diálogo. También sirve como herramienta para reducir la ansiedad y hacer la terapia más atractiva en los jóvenes.

Entre sus múltiples beneficios, el cine favorece la descarga emocional y permite la expresión de emociones que en ocasiones son reprimidas. Las películas hacen reír, llorar, sentir rabia, enojo, angustia o empatía, permitiendo conectar con el íntimo núcleo emocional. Ayuda igualmente a enfocar los problemas e identificarse con personajes que enfrentan situaciones similares y puede hacer aprender sobre qué decisión tomar.

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A su vez, el cine motiva, especialmente cuando se presencian las buenas acciones de los protagonistas. De ahí puede surgir la inspiración a querer superarse y buscar la realización personal. Las películas pueden motivar a lograr algunos objetivos, otorgando fuerza para avanzar los deseos y objetivos de vida.

Así, el cine puede servir en muchas ocasiones como un complemento terapéutico de gran efectividad, siempre y cuando cumpla con una serie de características especiales que le dan un gran valor a la terapia o al desarrollo personal. No obstante, lo mejor siempre es acudir a un profesional de la psicología para buscar ayudar a la hora de enfrentar duelos u otros desafíos de la vida.

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