Paulo César López (paulo.lopez@nacionmedia.com)

El viernes 5 de setiembre, a las 19:30, en Más Decor - Galería de Arte (Malutín 610, Villa Morra), el artista plástico cubista Miguel F. Fernández inaugurará su exposición “Mi primera vez”, en la que presentará obras en las que predomina el estilo vanguardista creado por Pablo Picasso y Georges Braque, aunque también otras con matices expresionistas y abstractos.

Además de retratos no figurativos, hay otros lienzos en los que se puede apreciar un diálogo entre personajes. En este intercambio con La Nación/Nación Media, Fernández adelanta lo que será su primera muestra artística de envergadura y reflexiona sobre el sentido del arte en nuestros días.

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Las vanguardias europeas irrumpieron en las primeras décadas del siglo pasado trastocando para siempre el sentido del arte. Lo figurativo y la perfección formal dejaron de ser las máximas aspiraciones abriendo un mundo de relaciones no directas entre el objeto y la representación. Así, la fragmentación y la distorsión pasaron a suplir los contornos definidos de las técnicas realistas.

Estos movimientos tuvieron una intensa actividad especialmente a través de grandilocuentes manifiestos en los que declaraban una ruptura con la tradición. Sin embargo, visto es perspectiva, cabría afirmar que estas corrientes no rompieron con ella, sino que pasaron a enriquecerla.

Más de un siglo después, estas pinturas forman parte del acervo pictórico de la humanidad y ocupan grandes espacios en los museos más prestigiosos del mundo con cotizaciones en millones de dólares. Es decir, han resignado forzosamente su voluntad de marginalidad y pasaron a integrar la esfera canónica.

No obstante ello, no han perdido su carácter contestatario, ya que aún encarnan ideales de emancipación y siguen denunciando flagelos como la guerra, el hambre y otras formas del dolor humano.

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Reminiscencias

Al observar la creación de Miguel F. Fernández, las reminiscencias a las obras de Pablo Piccaso y Vincent Van Gogh son inmediatas, así como el carácter deconstructivo de mitos fundacionales de la cultura occidental. En este diálogo con el estilo de otros artistas, Fernández bebe de sus influencias, pero aportando a su vez una mirada propia sobre episodios bíblicos y figuras de la literatura universal como el Quijote de la Mancha, reinterpretando estos símbolos muy arraigados en nuestra cultura.

“En el Quijote no veo un loco, sino un soñador que se resiste al pragmatismo del mundo. En los episodios bíblicos busco la dimensión humana como el pecado, dudas, los miedos, las decisiones. No es religión, es humanidad. El arte cuestiona, revela lo que la historia oficial no dice. En mi caso, la fragmentación invita al espectador a recomponer su propia versión de los hechos”, comenta.

Sobre las posibilidades de expresión que encontró en el cubismo, señaló que este le permite desarmar la realidad y reconstruirla desde múltiples perspectivas: “Es mi manera de mostrar que no hay una sola verdad, sino fragmentos que se entrelazan. Para mí la fragmentación y superposición de formas refleja la idea de que la vida es compleja, hecha de capas y contradicciones. Ninguno de nosotros es lineal y mis obras intentan reflejar esa condición”.

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Primer encuentro

Con relación al nombre de la muestra, “Mi primera vez”, explica que “simboliza no solo mi primera gran exposición, sino también el primer encuentro del público con mi obra. Alude tanto a mi debut expositivo como al primer contacto del espectador con mi propuesta. Quiero que cada visitante lo viva como una experiencia única. Por eso, me interesa que quienes la visiten vuelvan más de una vez, porque cada cuadro guarda lecturas distintas”.

Consultado sobre qué opina del prejuicio hacia el arte producido en masa, responde que para él se trata de “elitismo innecesario. Ya lo dijo otro gran ídolo e innovador, Andy Warhol, que popularizó su arte en serigrafía. El arte no pierde valor por difundirse en distintos soportes; al contrario, llega a más corazones y multiplica su alcance”.

En lo tocante a la técnica en la que se siente más cómodo, indica que el acrílico sobre lienzo le da dinamismo, aunque también recurre al óleo y a técnicas mixtas cuando la obra así lo exige.

En su carácter de comunicador, habiendo ejercido el oficio durante más de 40 años, Fernández asevera que en todo este tiempo aprendió que todo mensaje requiere un receptor, por lo que sus cuadros también buscan eso: “Abrir un diálogo, despertar preguntas y generar reflexión”.

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Mercado del arte

En los términos del sociólogo francés Pierre Bourdieu, la distinción artística es una forma de capital cultural. Empero, ante la falta o escasez de una burguesía ilustrada, el mercado del arte en Paraguay es por definición pequeño, por lo que la mayoría de nuestros pintores no lo pueden ser a tiempo completo, debiendo alternar esta vocación con otras actividades que cubran las necesidades materiales de la existencia.

A este respecto, el artista observa que nuestro mercado es pequeño y en desarrollo, pero que cuenta con gran potencial y con talento de sobra a pesar de la falta apoyo institucional y la escasez de espacios de exhibición.

Teniendo en cuenta esta necesidad, el día de la inauguración de la exposición y durante las próximas tres semanas, las obras podrán ser adquiridas en la ya mencionada galería a precios que oscilan entre los 500 y 1.000 dólares, dependiendo del formato y la técnica.

Recepción y consumo

Muchas veces los trabajos sobre arte se centran exclusivamente en la producción y características intrínsecas de las obras, pero muy poco en su recepción. Es decir, en cómo son consumidas e interpretadas por el público; cómo se convierten en hechos sociales, además de artísticos.

Una vez hechas, por qué el espectador o el marchante deciden comprar una pintura y otorgarle un lugar privilegiado en sus hogares y galerías, además de qué es lo que supone este hecho socialmente.

Adquirir arte es también llevarse un fragmento de la mirada del artista. Cada uno adquiere una obra porque encuentra un espejo en ella. No es solo una adquisición material: es un encuentro íntimo entre el alma del artista y la del espectador”, asevera Fernández.

A más de los cuadros en formato tradicional, también habrá reproducciones más económicas de láminas en canvas, porcelanas y otros objetos de uso cotidiano para que todo el público pueda llevarse consigo un pedazo de arte y que la experiencia perdure a través de un recuerdo.

En este sentido, el artista se declara un convencido de la democratización del arte, pues aunque el original tiene un valor único, las reproducciones permiten que más personas se acerquen y se lleven algo consigo.

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Tecnología disruptiva

Los artistas y los creadores de productos culturales se han pronunciado mayoritariamente en contra del uso de la inteligencia artificial en sus respectivos campos, alertando sobre los peligros en materia de derecho de autor y mercado de trabajo.

En cambio, el alarmismo ha cedido lugar a un irremediable pragmatismo, pues prescindir de estas tecnologías sería condenarse al ostracismo. Por ello, la muestra incluye códigos QR pegados a un lado de los cuadros a través de los cuales se podrá contemplar la misma pintura, pero animada en inteligencia artificial, una nueva forma de ver y vivir la obra de arte.

Por último, en cuanto a qué le diría a un potencial público no especializado que quiere pero no se atreve a acudir a los centros de exposición, concluyó señalando que “invito a la gente a acercarse al arte sin miedo. No hace falta entenderlo todo: basta con sentirlo y dejarse interpelar. El arte es presencia, es diálogo y es memoria”.

Temprana fascinación

Sobre sus inicios en el mundo del arte, Fernández relata que “desde niño sentí fascinación por los colores y las formas. Empecé dibujando en cuadernos escolares y copiando escenas cotidianas. A los 17 años descubrí a Van Gogh y Picasso en exposiciones en Copenhague y Suecia. Estos pintores marcaron mi rumbo. Van Gogh, por la intensidad emocional, Picasso por la libertad formal y Andy Warhol por su compromiso en popularizar el arte. Mi formación fue en gran parte autodidacta, pero siempre en diálogo con otros artistas. Hoy mi trabajo es la síntesis de esa curiosidad inicial y de una búsqueda constante por expresar mi visión del mundo”.

Además de artista plástico, Fernández es actor y comunicador con más de 45 años de experiencia en medios de comunicación. Ha explorado diversas técnicas y formatos a lo largo de su carrera en la que fue atravesando diferentes etapas. Actualmente incorpora nuevas tecnologías y perspectivas que enriquecen y popularizan sus creaciones.

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