Paraguaya, nieta del anarquista y revolucionario español Rafael Barrett, Soledad Barrett es la clásica historia de lucha y muerte que deberíamos conocer como paraguayos, pero muy poco se habla.

Por Yesica Vera Zarza yesica.vera@gruponacion.com.py Fotos: Gentileza

Soledad Barrett nació en Paraguay el 6 de enero de 1945, hija de Alejandro Rafael Barrett, único hijo del español Rafael Barrett, pero como resultado de una sistemática persecución política en plena dictadura de Higinio Morínigo, se vio forzada a emigrar a la Argentina junto a su familia. Cuando Soledad abandonó nuestro país tenía 3 meses y 5 años después, la familia pudo retornar al Paraguay.

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Siendo apenas una adolescente, Soledad había despertado a la sensibilidad social y política, quien evidentemente no renegaba de los genes revolucionarios de su abuelo. Integró el denominado grupo de “gorriones”, quienes estaban vinculados al Frente Juvenil-Estudiantil y al Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA).

Desde mayo de 1954, nuestro país vivía bajo la dictadura militar de Alfredo Stroessner, a la cual la oposición apostó destituir mediante la lucha armada desde finales de los años 50 y con mayor fuerza desde 1960, cuando incursionaron en el país las columnas guerrilleras del Movimiento 14 de Mayo (Liberal/Febrerista) y el Frente Unido de la Liberación Nacional FULNA (Comunista).

Un clima sumamente represivo se instaló en el país como respuesta de la lucha armada, fue entonces que la familia de Soledad Barret se vio obligada a emigrar de nuevo, optando por Uruguay como nuevo destino, ya que la situación que atravesaba la Argentina era también compleja.

La convicción de la joven Soledad

Ya en Uruguay, Soledad siguió militando en los sectores progresistas y con 17 años fue protagonista de un episodio doblemente revelador. Era julio de 1962 cuando un grupo-comando neo-nazi secuestró a la activista juvenil y quiso forzar a Soledad a gritar consignas contrarias a sus convicciones.

- Grite ¡Viva Hitler!, a lo que Soledad respondió con “Muera Hitler”.

- Grite ¡Muera Castro!, y la joven respondió con “¡Vivan Castro y la Revolución Cubana!”.

Tras el intento fallido, los secuestradores de Soledad le hicieron tatuajes de esvástica con una navaja y la arrojaron encapuchada a la calle, en las cercanías del Zoológico de Villa Dolores.

La joven fue secuestrada y obligada a gritar cosas en contra de sus convicciones, como no lo hizo, le tatuaron.

Lo que esto demostró por una parte fue el temple de la joven activista y por otra, que Uruguay, a pesar de ser considerada como la “Suiza americana”, contaba con sectores políticos intolerantes, extremadamente conservadores.

Después de los hechos, Soledad pasó a sufrir una sistemática persecución por parte de la Policía Política, lo que le llevó a abandonar Uruguay y como las opciones no eran muchas, se fue al Brasil.

Soledad en Brasil

Desde 1964, en el vecino país también se inauguró una dictadura militar y a pesar de que la izquierda se dispuso a enfrentar a los militares para que la democracia vuelva, sus acciones resultaron inofensivas porque los primeros años resultaron debilitados. Ya en Brasil, Soledad conoció a José María Ferreira de Araujo, un joven militar de la Marina. Luego en 1966, Soledad acompaña a José María a Cuba, con la idea de prepararse para encarar la lucha contra la dictadura militar en el Brasil, donde contraen matrimonio en 1968 y en abril del siguiente año nació la hija de ambos, Ñasaindy.

Para esa época, Soledad ya había conocido a una especie de leyenda viva del Brasil José Anselmo Dos Santos, “O Cabo Anselmo”, ex marino al igual que José María, quien era un infiltrado que trabajaba para la Policía Política brasileña. La dictadura lo había captado como doble espía y tenía la misión de delatar a sus compañeros, que fue lo que finalmente hizo con Soledad.

En 1970, el marido de Soledad retorna al Brasil en compañía de Edson Neves Quaresma, quienes tenían la misión de preparar el retorno del Cabo Anselmo, convencidos de que esa eventualidad se traduciría en apoyo clave para la lucha contra la dictadura.

Fue a principios de 1971 cuando Soledad vuelve al Brasil con documentos de identidad falsos y trata de averiguar sobre su marido. Se entera de que entre junio y julio de 1970 había sido detenido, para posteriormente, el 23 de setiembre ser asesinado en el DOI-CODI SP (Repartición policial represiva de San Pablo). Se habla de que el dolor que sintió Soledad fue tremendo porque tenía planes con él.

Soledad honró el apellido Barrett y al igual que su abuelo, su patria fue la región: Paraguay, Uruguay, Brasil.

Soledad tenía 25 años cuando quedó viuda y decidió incorporarse de manera activa a la guerrilla brasileña, como parte de su lucha por derrocar a la dictadura. Fue en el marco de la resistencia de los sectores de la izquierda brasileña al golpe en 1966 que se creó la Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR).

Después del retorno de Soledad al Brasil en 1971, la VPR ingresó a una fase crítica severa, lo que les llevó a una dramática determinación: la desmovilización, que se decidió en agosto de 1971. Luego, desde 1972 se estudia un intento por reorganizar la VPR en el Nordeste del Brasil, y en Recife Soledad se reencontró con “O Cabo Anselmo”.

En tanto que de acuerdo al testimonio de Jarbas Silva Marques (militante), el hermano de Soledad, Jorge Barret Viedma, fue la persona que llevó de Chile al Brasil la información sobre “O Cabo Anselmo” y que éste era un infiltrado que trabajaba para la Policía Política brasileña. Soledad habría viajado con su hermano Jorge y “O Cabo Anselmo” a Chile, después por Uruguay, poco antes de las elecciones de noviembre de 1971.

El asesinato

Luego de la muerte de su marido, Soledad se enamoró de Anselmo y se quedó embarazada sin saber que su propia pareja sería quien la traicionaría.

El 8 de enero de 1973, Pauline Reichstul y Soledad Barret, fueron detenidas en la boutique en que trabajaban. Mientras que los otros guerrilleros, compañeros de Soledad, fueron también apresados en distintos puntos, escapando “O Cabo Anselmo”.

Soledad Barrett, la paraguaya de convicciones firmes y luchas en la región.

Una de las testigos presenciales, Sonja María Cavalcanti, dijo que: “Soledad y Pauline estaban en la boutique cuando cinco hombres, diciéndose policías, invadieron el local, golpearon salvajemente a Pauline, mientras Soledad, que estaba embarazada, sólo se preguntaba insistentemente ¿por qué? Después las dos fueron llevadas en un auto”. Cuando le fueron mostradas fotografías, la testigo identificó al Cabo Anselmo como uno de los cinco hombres.

(…) Las declaraciones presentadas ante la Comisión son estremecedoras. Para no profundizar y caer en el horror, se cita una parte del testimonio de la abogada Mércia Alburquerque, que logró entrar al depósito de cadáveres del cementerio de Santo Amaro y describe la escena que contempló del siguiente modo:

“Pauline estaba desnuda, tenía una perforación en el hombro y parecía haber sido muy torturada. Jarbas tenía perforaciones en la cabeza y en el pecho y marcas de cuerdas en el cuello. Soledad, también desnuda, tenía a su alrededor mucha sangre y a sus pies un feto”.

De esta manera, se constata que Soledad Barret murió en 1973, con apenas 28 años de edad, entregada por el propio padre de la criatura que llevaba en su vientre. Lo que finalmente se entiende por qué Soledad insistía en preguntar “¿por qué?”. No podía creer que su pareja, compañero de entonces, “O Cabo Anselmo”, la había traicionado de ese modo, llevando a la muerte incluso al bebé que tenía Soledad en su vientre.

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