Gustavia, Francia | AFP, por Valentine Autruffe.

Los restos de Johnny Hallyday llegaron a la isla caribeña de San Bartolomé, donde el cantante francés fallecido esta semana era esperado por sus admiradores que organizaron una vigilia para despedir a su ídolo, que será enterrado este lunes en una ceremonia privada.

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El cantante, cuya muerte causó conmoción en Francia donde era venerado como una leyenda de la música, pidió ser enterrado en la isla donde tenía una de sus residencias, para la decepción de muchos admiradores franceses que hubieran querido un lugar de peregrinación más accesible.

Los restos de Hallyday, fallecido a los 74 años por un cáncer de pulmón, partieron hacia San Bartolomé en un Boeing 757 con 62 pasajeros a bordo, incluyendo a su esposa Laeticia y sus dos hijos, que encabezarán el funeral privado que se celebrará el lunes.

En la isla cientos de admiradores, algunos de los cuales viajaron desde Francia, realizaron una vigilia vestidos de blanco para esperar la llegada del ataúd blanco donde reposa el cantante.

Uno a uno sus admiradores se congregaron detrás de las barreras de seguridad, en torno a las ofrendas florales, que iban desde las tradicionales coronas a arreglos con forma de guitarra eléctrica o de corazón.

“Yo lo veía seguido en mi tienda, era mi cielo”, contó a la AFP una admiradora vestida con una camiseta con un retrato de Hallyday. “Ver su ataúd me dolió mucho”, dijo en lágrimas la mujer.

Jean Pierre y Chantal, ambos vestidos con camisetas que recordaban al cantante, viajaron más de ocho horas en avión desde París para estar en el homenaje en la isla tropical.

“Entendemos por qué quería ser enterrado aquí donde se sentía bien con su familia”, expresó Chantal a la AFP. “Aunque nos costó caro, no dudamos”.

Fred Bouton, de 54 años, dijo que quiso estar con el cantante “hasta el final”.

- ‘Mucho más que un cantante’ -

Hallyday recibió un homenaje parecido a un funeral de Estado el sábado, con una despedida en los Campos Elíseos de París que cristalizó una conmoción popular no vista desde la muerte de Edith Piaf.

Hallyday “era mucho más que un cantante, era la vida”, dijo durante el homenaje en París el presidente francés, Emmanuel Macron.

El sábado coche fúnebre del cantante recorrió la avenida de los Campos Elíseos, rodeado de centenares de motoristas y fue aclamado por una marea de fans llegados de todos los rincones de Francia.

Después, fue homenajeado en una ceremonia religiosa en la majestuosa iglesia de la Madeleine, con la presencia de numerosas personalidades francesas, como los expresidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande y los actores Jean Reno y Marion Cotillard.

Las lágrimas de Cotillard ilustraron el sentimiento en Francia, comparable a la que suscitó la muerte de Edith Piaf en 1963.

El cantante vendió más de cien millones de ejemplares de sus 50 discos y un buen puñado de sus canciones forman parte de la cultura popular, pero su éxito nunca franqueó la frontera del idioma, puesto que apenas era conocido más allá del mundo francófono.


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