La fabricación de cajetillas de ciga­rrillos por parte de la imprenta del grupo Abc Color para la empresa Tabacalera del Este es y fue siempre una operación totalmente legal. La fabricación de cigarrillos por parte de la última empresa nombrada, tam­bién.

Ambos grupos empresariales, Cartes y Zuccolillo, asociaron sus talentos desde hace 14 años en sus respectivas tareas –uno produciendo cigarrillos y el otro prove­yendo las cajetillas– para marcas que sos­tienen los mejores rangos de calidad a nivel internacional en el rubro tabacalero.

Lo descarado, soberbio, insultante de la más mínima inteligencia y el sentido común es que tras una drástica reducción del volumen de compra de tales cajetillas por parte de Tabesa, merma de más de un 80 por ciento en volumen, el grupo de Abc Color decidió iniciar lo que mejor sabe hacer: el chantaje periodístico y el apriete, probablemente para recuperar la totalidad del negocio.

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Entonces arreciaron "las investigaciones", y todo lo que los lectores ya conocen, con­sistentes en un refrito permanente y sos­tenido.

Pero hay una verdad de hierro: lo legal no quita lo incoherente. Y hay muchas pre­guntas sueltas en este asunto. Por ejemplo, ¿sabían los periodistas investigadores de Abc Color que hace casi 15 años su grupo y el Grupo Cartes se unen cotidianamente para la fabricación de estas marcas?

Esta información es clave por donde se mire observando la altísima descalifica­ción y las maniobras difamantes que han desatado en todo este tiempo.

Es clave porque si los periodistas desco­nocían esta relación entre Abc y Tabesa sería de una lamentable torpeza profesio­nal. ¿Cómo se puede desconocer por una década y media un dato fundamental sobre que en su propia casa se imprimían las caje­tillas de la fábrica de cigarrillos que inves­tigaban?

Si esto fuera así, si los periodistas estuvie­ron operando en desconocimiento de lo que ocurría en "la piecita de al lado de la empresa", el "Zar de las Cajetillas" tiene algo que conversar con sus periodistas de investigación y, mínimamente, pedirles perdón por todos estos años de silencio.

Queda pensar en la otra hipótesis. Que los periodistas estaban al tanto de lo que ocu­rría, que supieron durante todo este tiempo que enjuiciaban al grupo Cartes por su pro­ducción tabacalera cuando en realidad su grupo era el que producía las cajetillas… Entonces, ¿por qué no lo denunciaron? ¿O por qué –mínimamente– no enriquecieron su información con ese dato?

¿No consideran una falta de ética el haber ocultado esa información? O –en todo caso– ¿no consideran de una bajísima cali­dad periodística el considerarse perio­distas de investigación y no advertir que la información que buscaban estaba en el patio de su casa?

Zuccolillo le debe una explicación a sus periodistas, aunque jamás lo admitirán y tratarán de ocultarlo bajo el manto del silencio o un nuevo ataque chantajista –su más exitoso modus operandi– muy pronto.

Pero hay más historias que reforzarán el destape de las oscuras relaciones del perio­dismo de Abc Color con los negocios priva­dos y estatales.

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