Juan Ángel Napout inició su carrera dirigencial en el mundo del fútbol a finales de los años 80, cuando llegó a la vicepresidencia del club Cerro Porteño. En 2003 llegó a la presidencia de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF), en 2014 a la de la Conmebol y en 2015 fue electo como uno de los vicepresidentes de la FIFA.

Sin embargo, con casi tres décadas de dirigencia en las más importantes instituciones, nunca se hizo de tiempo para leer los reglamentos de conducta, conocidos como Código de Ética, de las entidades que rigen el fútbol sudamericano (Conmebol) y mundial (FIFA).

Al menos así lo hizo saber este viernes su defensa, en un momento del juicio que se lleva a cabo en Estados Unidos, cuando los abogados defensores intentaron poner en la mesa el argumento de que el soborno no es delito en Paraguay, Brasil y Argentina.

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Según detalló este sábado el periodista norteamericano Ken Bensinger, quien acompaña el juicio desde el primer día, la fiscalía rechazó la moción porque las leyes que se violaron son las de Estados Unidos y no de aquellos países y porque el tipo de fraude del que están acusados Napout, el brasileño José María Marín y el peruano Manuel Burga no depende de las leyes de soborno.

La fiscalía dejó en claro que, aceptando sobornos, los exdirigentes defraudaron a la Conmebol y la FIFA, violando sus reglamentos que claramente prohibían este tipo de actividades,

Ante este argumento, que fue acompañado con la presentación como evidencia de las reglas de FIFA y Conmebol que prohíben todo acto de corrupción, los abogados de Napout respondieron de la manera más inesperada posible.

Argumentaron que el exmandamás del fútbol paraguayo nunca leyó los mencionados reglamentos, por lo que mal podría saber que estuviera cometiendo algún delito.

Ante este giro dado por la fiscalía respecto a dónde el soborno es delito, la jueza Chen igualmente negó la posibilidad de que un abogado atestigüe para explicar sobre las leyes de soborno en Paraguay, Brasil y Argentina.

En contrapartida, dijo que lo razonable ser’ia que los propios acusados subieran al estrado para explicar lo que entienden exactamente sobre las mencionadas leyes e indicar si, a criterio de los mismos, actuaron bien o mal.

Esto, como bien resaltó el periodista Bensinger, "sería un suicidio ante el jurado" para Napout, Marín y Burga, quienes este lunes entran en la última semana del juicio que se lleva a cabo en New York.

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