• Por Arturo Peña Villaalta
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Una de las novelas de ciencia ficción más famosas del escritor y científico británico Arthur C. Clarke (16 de diciembre de 1917-19 de marzo de 2008) es “Cita con Rama” (1972). Algunos quizás no lo ubiquen por este título, pero sí por “2001: una odisea en el espacio” (1968), obra que fue llevada al cine magistralmente por Stanley Kubrick.

“Cita con Rama” se sitúa en un mundo futuro en que los humanos ya han instalado incluso colonias en otros planetas. Mediante un sistema de detección temprana de asteroides, hallan un extraño objeto de gran proporción con dirección al sistema solar. El mismo es bautizado con el nombre de Rama, como el dios hindú. Mientras Rama se acerca, descubren que lo que creían era un asteroide, es en realidad un cuerpo cilíndrico de gran tamaño, de origen artificial, elaborado probablemente por alguna inteligencia alienígena.

La brillante pluma de Clarke sumerge al lector en una apasionante trama donde la humanidad se ve enfrentada a su primer contacto con otra civilización exterior. La comprobación de que no estamos solos en el universo.

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Desde hace unas semanas comenzó un debate, en redes sociales sobre todo, sobre 31/ATLAS, un objeto estelar detectado meses atrás y que sorprendió por su dimensión, de entre 10 y 20 kilómetros de largo, y la velocidad con que se desplaza, unos 221.000 kilómetros por hora. La NASA y otros organismos científicos definieron al objeto como un cometa cuya trayectoria no llevaría peligro para la Tierra.

Sin embargo, el físico teórico Abraham Loeb, científico de la Universidad de Harvard, director del proyecto Galileo, instaló la polémica afirmando en un artículo firmado junto con otros científicos que no se debería descartar la posibilidad de que 31/ATLAS se trate de una sonda tecnológica operada por una civilización extraterrestre. Una especie de espía de otra galaxia.

“Si datos futuros indican la ausencia de una cola cometaria, nos enfrentaremos a la tentadora posibilidad de que no heredó una velocidad aleatoria en el espacio interestelar, sino que fue enviado intencionalmente hacia el sistema solar interior, al pertenecer a una población poco común de objetos interestelares masivos. Como señalé en un ensayo publicado el 7 de julio, este escenario anómalo recuerda a la novela de ciencia ficción ‘Cita con Rama’, en la que Arthur C. Clarke describió la entrada de una nave espacial extraterrestre cilíndrica de 50 por 20 kilómetros, no muy lejos del tamaño inferido de 3I/ATLAS, al sistema solar interior”, señalan Loeb y sus colegas en el artículo.

Las observaciones científicas a 31/ATLAS continuarán, seguramente, a medida que haya un aproximación del llamativo objeto. Pero, ¿qué tal si nos detenemos en la teoría de Loeb? ¿Qué pasaría si este objeto es una nave espía alienígena auscultando el sistema solar? ¿La Tierra?

Con sus avanzados mecanismostecnológicos, probablemente los extraterrestres notarían en un mapa de calor un punto con inusitado nivel de temperatura, que no está relacionado exclusivamente a la temperatura climática. Esto les llamaría la atención. Enfocarían sus telescopios de alta definición sobre esa ubicación: Paraguay.

Verían a los humanos paraguayos vestidos del mismo color, siguiendo con incompresible euforia, en grupos, frente a unas pantallas, cómo grupos de humanos se enfrentan en una especie de batalla por la posesión de un objeto esférico. No lo entenderían. Tendrían que hacer una prospección histórica de los últimos 16 años en este punto terrestre para intentar entenderlo, pero aunasí, no lo harían. No comprenderían por qué, en un día específico, los humanos paraguayos se pusieron de acuerdo para vestir todos los mismos trajes con esos colores blanco y rojo. Por qué hay humanos saliendo a las calles en un estado de total anormalidad. Por qué gritan, por qué ríen y lloran a la vez...

Clarke le da un final “épico” (al decir actual) a su novela, cuando, finalmente, ante la mirada temerosa de la humanidad, Rama desvía su curso, dirigiéndose al Sol para tomar energía y seguir su rumbo en busca de otro destino misterioso.

Quizás 31/RAMA decida también tomar otro rumbo hacia otra galaxia, hacia otros planetas más comprensibles para su civilización sin fútbol. Se irían sin llegar aentender ni dimensionar lo que pasa, lo que representa volver a un Mundial, volver 16 años después.

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