• Por Arturo Peña Villaalta
  • arturo.pena@nacionmedia.com

Días atrás, un reconocido escritor paraguayo hacía un posteo en redes sociales planteando una situación que se le presentaba difícil de resolver: fue invitado a dos eventos literarios que se realizaban el mismo día, casi en el mismo horario, pero en ciudades diferentes. La pregunta era: ¿cómo podría hacer para estar en dos lugares al mismo tiempo?

La física cuántica ha rebatido el concepto clásico de que un cuerpo no puede ocupar dos lugares en el mismo instante –¡lo que nos revela todo lo que aun tenemos que descubrir sobre la composición del fascinante Universo!–. El problema es esto: solo se aplica al mundo de las partículas subatómicas y no a seres humanos, por lo que no se podría proponer como opción para el dilema del escritor.

La serie Star Trek planteaba ya hace décadas la opción de la teletransportación molecular como sistema para trasladarse rápidamente de un lugar a otro. Actualmente, el desarrollo de la tecnología no ha llegado al punto de teletransportar a una persona, pero ha recortado sin duda muchas distancias. Desde la simple posibilidad de una reunión virtual, hasta el desarrollo de telemedicina son ejemplos de cómo alguien, mediante los recursos tecnológicos, puede estar presente, al menos mediante la virtualidad, en dos lugares incluso muy distantes uno de otro.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

La ubicuidad es la cualidad de estar presente en varias partes al mismo tiempo. En el contexto religioso, esta capacidad de la omnipresencia se le atribuye solo a Dios. También se le adjudica a algunos santos el don de la bilocación. Algunos relatos antiguos testimonian sucesos calificados como milagrosos en que santos como San Antonio de Padua, San Juan Bosco o San Martín de Porres, supuestamente fueron vistos en una ciudad, mientras, según otras referencias, se encontraban en otra en las mismas fechas.

En Paraguay, esta cualidad, sin embargo, podría no considerarse demasiado extraña o milagrosa.

El aeropuerto Silvio Pettirossi, por ejemplo, aunque se encuentre en Luque, se reconoce comúnmente como la terminal aérea de la capital, Asunción –de hecho, en el propio edificio se podía leer un letrero que tenía la referencia “Luque–Asunción”, admitiendo la licencia geográfica–. En otro caso, los alumnos que estudian alguna carrera en el campus de la Universidad Nacional de Asunción, se encuentran en realidad en San Lorenzo; o podemos citar al emblemático cerro Lambaré, que para los lambareños está en la ciudad que le da nombre, pero para la Municipalidad de Asunción es territorio asuceno. Esto por citar algunos de los ejemplos más folclóricos.

Trasladado al campo de la función pública, los sucesos de bilocación son aún más comunes. Centenares son los casos de funcionarios que, según sus registros de marcación, se encuentran trabajando en instituciones públicas, pero que son hallados al mismo tiempo en sus casas, negocios particulares o en oficinas privadas.

Los recientes casos de dos sobrinos de una diputada liberal que figuraban como contratados en el Poder Legislativo, con sueldos para nada despreciables, pero que al mismo tiempo trabajaban en un estudio jurídico privado, son ejemplos de esta larguísima lista de funcionarios que han desarrollado esta posibilidad de estar en dos lugares al mismo tiempo. Pero no para fines santos.

Y si de ejemplos de obicuidad hablamos, tenemos finalmente esa gran capacidad de partirse en dos o hasta en tres partes que posee buena parte de la población trabajadora en el Paraguay, que debe recurrir a este recurso para alcanzar fin de mes.

Déjanos tus comentarios en Voiz