• Ricardo Rivas
  • Corresponsal en Argentina
  • X: @RtrivasRivas

Los tiempos previos a cual­quier elección –tanto presi­dencial como parlamentaria de medio tiempo– se suelen tornar vertiginosos. Las voces se elevan. Las relaciones se tensionan. A tal extremo que, en algunos casos –en lo que hace a las relaciones inter­personales– nunca se resta­blecen plenamente. En ese contexto, se pueden señalar cuatro tiempos cruciales.

1) Las instancias previas a los cierres de listas que conten­drán las identidades de quie­nes competirán en los comi­cios. 2) Los días posteriores para la imprescindible con­tención para dar a aquellos y aquellas que quedan con sus ilusiones destrozadas por­que un golpe de lapiceras los deja a un lado del camino. 3) La madrugada del escrutinio posterior a la votación en la que –inevitablemente– habrá claras divisiones entre quie­nes celebren el triunfo y quie­nes en el derrumbe de las ilu­siones rumien la derrota y la bronca. 4) El retorno a una nueva normalidad que, sin embargo, estará marcada a fuego por lo que haya suce­dido en las tres etapas pre­vias.

Desde la medianoche del domingo pasado la Argentina se encuentra en la fase dos. Especialmente, la transitan aquellas ciudadanas y ciuda­danos que ejercen la política profesionalmente. El resto de la sociedad –con otras preo­cupaciones, en algunos casos severas– se mantiene alejada porque nada de aquello les resulta atractivo y, más aún, lo perciben y evalúan como situaciones inconducentes que no satisfacen las deman­das laborales, de consumo, de salud, de vivienda, por solo mencionar algunas de las preocupaciones que relevan las encuestas.

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De allí que las preocupaciones que –siempre– abruman a los oficialismos cuando inespe­radamente los ríos informa­tivos crecen en caudal ante múltiples denuncias de pre­suntos actos de corrupción que los afectan con episodios que debilitan la gobernanza. No debe sorprender, enton­ces, que los exámenes par­lamentarios más recientes por los que el oficialismo de La Libertad Avanza (LLA) – el partido que en 2021 fundó y conduce desde entonces el presidente Javier Milei– tran­sitó no fueron totalmente satisfactorios porque si bien las oposiciones no consiguie­ron anular el veto que el jefe de Estado dispuso sobre los aumentos que el Congreso otorgó por ley semanas atrás a las y los jubilados. “¡El equi­librio fiscal no se negocia!”, se impuso, no fue suficiente la energía de los congresistas de LLA para evitar que se impu­sieran otras iniciativas que rechaza Milei.

Se comprende, entonces, que la vicepresidente Victo­ria Villarruel considere que el actual “es un momento difícil y confuso” para el gobierno, luego de que se conocieran audios ilegales en los que se revelan sucesos de presunta corrupción que habrían suce­dido en la gestión de la Agen­cia Nacional de la Discapaci­dad (Andis) en la compra de medicamentos destinados a mitigar las situaciones de persona con capacidades dismi­nuidas que ponen en el cen­tro de la actividad judicial al señor Darío Spagnuolo, exti­tular de aquella dependencia oficial que –ante la circula­ción de tales informaciones– fue despedido por el señor Milei.

En esa situación –que inves­tiga el juez federal Sebastián Casanello que inmediata­mente de recibir las denun­cias delegó la pesquisa en el fiscal Franco Picardi, quien ordenó la realización de múltiples allanamientos y la confiscación de teléfonos celulares cuyos contenidos considera importantes para el desarrollo de la pesquisa– fueron mencionados, además del propio jefe de Estado, la secretaria general de la pre­sidencia Karina Milei; el sub­secretario de Gestión Insti­tucional, Eduardo “Lule” Menem y los empresarios Eduardo, Emmanuel y Jona­than Kovalivker, propieta­rios y directivos de la drogue­ría Suizo Argentina a quienes se les prohibió la salida del país.

Sobre el caso, de alto impacto político y periodístico, el jefe de Gabinete de ministros, Guillermo Francos, luego de resaltar que lo denunciado es investigado por la justi­cia, destacó que él no pone “las manos en el fuego por ningún funcionario”, aun­que precisó que tiene plena confianza tanto en la señora Karina Milei como en el subsecretario Menem.

Portavoces gubernamenta­les que fueron consultados por La Nación –con el com­promiso de no revelar sus identidades– señalaron que “con seguridad todo quedará aclarado”; destacaron tam­bién que “el presidente Milei tiene un compromiso pro­fundo contra la corrupción”; pero no dejaron de mani­festar preocupación “por el eventual efecto que puede tener la denuncia en el desa­rrollo del proceso electoral” porque, hasta ahora, nin­guna encuesta circulante lo evidencia.

Etiquetas: #Milei#jubilados

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