- POR EL DR. MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ
- Dr. Mime
Quizás todos conozcamos quién es Jennifer Aniston, sobre todo por su papel principal en la multifamosa serie “Friends”, casi de culto entre quienes la veían siempre. Pero probablemente nadie sepa que la actriz tiene su nombre grabado en el cerebro de cada uno de nosotros aunque no la conozcamos. ¿Cómo es eso?
Para entender esto, debemos recurrir a la pericia de un neurocirujano de experiencia para implantar un electrodo al paciente en su mismo cerebro con una exactitud micrométrica. Esto se usa en terapia de la epilepsia, movimientos anormales e incluso lo que se conoce como psicocirugía, es decir, cirugías para corregir comportamientos extremadamente patológicos. Dentro del desarrollo de esta disciplina, se han podido realizar descubrimientos asombrosos. Puesto que los electrodos ya están dentro del cerebro, los científicos aprovechan para investigar cómo funcionan nuestras neuronas y qué hace que se activen.
De esta manera, fue como se descubrió la ‘neurona Jennifer Aniston’ en pacientes a los que se implantaron electrodos dentro del cerebro. El objetivo de investigar de esta manera el funcionamiento cerebral era averiguar si alguna neurona del hipocampo respondía a un estímulo específico, por lo que se empezó a mostrar a los pacientes con los electrodos puestos, las fotos de personajes famosos. Y resultó que una neurona respondía siempre al mismo estímulo: Jennifer Aniston.
No respondía a fotos de otros famosos ni ante otras actrices populares. Solo respondía a fotos de la protagonista de “Friends” y no importaba qué foto de la intérprete fuera; si era ella, la neurona entraba en acción. Conclusión: la neurona responde a la persona, al concepto, y no a detalles específicos de las fotos. El mismo fenómeno sucedía con otras neuronas distintas ante otros estímulos: una respondía solo ante fotos de Halle Berry; otra, ante Julia Roberts; una tercera, con Luke Skywalker… y se activaban con solo enunciar el nombre de ese famoso.
Estas neuronas “de concepto”, que nos permiten abstraer, quedarnos con lo esencial y descartar el resto, son determinantes para generalizar y hacer analogías. Estas neuronas nos permiten desarrollar el sentido común y tener infinidad de maneras posibles de encarar y resolver problemas. Y estas neuronas no se han hallado en otros animales, ni en los grandes primates, a pesar de que su estructura cerebral es muy parecida a la nuestra. Porque aquí entraría otro factor humano: probablemente el desarrollo del lenguaje y estas neuronas de concepto están vinculados.
El lenguaje no solo nos permite comunicarnos y transmitir conocimiento, también refuerza la capacidad de formar conceptos. Las palabras son abstracciones de la realidad. La memoria es otra de las habilidades humanas vinculada a las neuronas de concepto: gracias a ellas podemos fijar los recuerdos. Pero la cuestión que resulta más intrigante –y, a la vez, más sugerente– es por qué los humanos recordamos tan poco. Sobre todo si lo comparamos con una computadora. La respuesta es que el cerebro no busca hacer una reproducción detallada de la realidad, sino que concentra sus recursos en tratar de comprenderla.
Nosotros entendemos lo que pasa, la computadora no. El cerebro almacena poca información porque utiliza la mayoría de sus recursos en tratar de entender. Lo curioso es que a las computadoras les exigimos que almacenen y procesen la información de forma exacta, con precisión. No queremos que la ‘construyan’ y potencialmente se equivoquen, como nos sucede a nosotros cuando, por ejemplo, experimentamos ilusiones visuales o falsas memorias. De hecho, cuando eso ocurre en las máquinas, las consideramos errores, las llamamos “alucinaciones” y nos burlamos de su escasa eficacia.
La neurona Jennifer Aniston permitió descubrir, entonces, que algunas células en el hipocampo y la corteza temporal medial se activaban específicamente cuando veían imágenes de la actriz Jennifer Aniston, pero no cuando veían otras personas o imágenes, sugiriendo que nuestras experiencias y recuerdos están representados en el cerebro a través de la actividad neuronal selectiva. Su importancia radica en que, con su hallazgo y descripción funcional, podemos entender más acerca de determinados funcionamientos cerebrales. Primeramente, la existencia de neuronas que se activan selectivamente en respuesta a estímulos específicos sugiere que nuestras experiencias y recuerdos están representados de manera organizada en el cerebro. Este hallazgo apoya la idea de que la información está codificada de manera distribuida en el cerebro y que ciertas células neuronales pueden estar especializadas en la representación de conceptos o categorías específicas.
Este descubrimiento de neuronas que se activan selectivamente en respuesta a estímulos específicos proporciona información sobre cómo está organizado funcionalmente el cerebro y sugieren que diferentes regiones cerebrales pueden especializarse en el procesamiento de información específica, lo que contribuye a nuestra comprensión de la función cerebral. El estudiar la actividad de las neuronas selectivas puede ayudar a los científicos a comprender mejor cómo percibimos y procesamos la información en el cerebro, por ejemplo, investigaciones adicionales podrían explorar cómo se desarrollan y se mantienen estas selectividades neuronales, así como su papel en procesos cognitivos más complejos como el reconocimiento facial o la memoria. Igualmente, comprender la función de las neuronas selectivas puede tener implicaciones en la neurociencia clínica, especialmente en áreas como la neurología y la psiquiatría.
En resumen, las neuronas de Jennifer Aniston y otras células neuronales selectivas proporcionan valiosa información sobre la organización funcional del cerebro, la representación de la memoria y la cognición, y tienen implicaciones potenciales en la comprensión y tratamiento de trastornos neurológicos y psiquiátricos. Jennifer también nos tiene DE LA CABEZA. ¡Nos leemos en una semana!