• Por Esteban Aguirre
• @panzolomeo

Verdaderamente, y entiendo que utilizar la palabra verdaderamente al inicio de una oración indica, o que todo el resto es una especie de "bola mentira lento" o que lo que les estoy a punto de decir me pegó muy fuerte, muy rápido y tan breve y conciso que tuve el tiempo de resumirlo en pocas palabras (a veces muchas) que una, o mejor dicho esta, mi columna vertebral, me permite narrarles desde las caricias del teclado a la amabilidad de los ojos de usted, vos, observador analítico de un arte ya casi muerto, la lectura.

Vamos de vuelta. Verdaderamente, debo decirlo y felizmente admitirlo, cuando veo que un medio digital se reinventa dentro del uso de sí mismo, utilizando las mismísimas herramientas, el mismo botín con el cual entraron a la cancha, ese comunicador dentro mío que yace constipado en 140 caracteres (ahora 280) regocija como mbokapu en fin de año. Netflix ya lo hizo y ahora lo ha vuelto a hacer con la elegancia de aquel que pega primero, pega dos veces.

El nacimiento de "Un evento mensual" (a monthly event) que tiene como presentador al legendario anfitrión y creador del "Late night", un formato que volvió a devolver, con gracia y correspondiente pleitesía el lugar que merece el legado en vida que es David (Dave) Letterman para la comedia y el formato audiovisual que siempre encontró cómodo y suelto a este formidable comunicador, domador del micrófono y la taza de café; en un inicio televisivo, y hoy en día, "digital".

Arrancar tu retorno a un formato audiovisual digital que toma como título la frase por la cual el mundo te conoce ya denota no solo trayectoria, sino madurez de talento, de elegir lo que –como buen anfitrión– querés decir y tener la gracia de que sea la misma frase con la cual ya hiciste sentir en casa a tus invitados: "My next guest needs no presentation" (mi próximo invitado no requiere presentación alguna) (espero no sonar como Sanie y Mario en los Oscar, ¿o era Yolanda?).

"¡Barack Obama!", qué manera de volver a preguntarlo todo. Letterman presentando 46 minutos de –absolutamente necesaria– charla con Obama, un presidente genuinamente extrañado, no solo en el reciente –equívocamente– apodado "shithole America", cortesía de su actual presidente –y ojalá futuro cliente de Joseph Coiffure– Donald Trump, sino en el mundo entero. Una persona que gracias a este hermoso ping pong verbal sostenido con la leyenda del "late night" puede brillar dilucidando sobre reflexiones de la globalización, el calentamiento global, la economía mundial, su legado, su familia, su vida y por sobre todo la suerte de haber vivido una vida que valga la reflexión, un "suertudo honor" que, a su parecer y pesar, incontables talentosas y bien merecedoras personas no corren con, y valga la redundancia, la suerte de que te toque la oportunidad de recibir la pelota y meter el gol. El talento te puede preparar para el partido, la suerte es la que te mete en la cancha.

Una de las cosas que resalto de la experiencia de volver a ver dos grandes figuras públicas y elocuentes oradores sacarse compasivamente el filo dialogando enfrente a un auditorio es la noción de que ambos entienden y creen fervientemente que estamos "viviendo en distintos universos de información". Comprueban este punto escrutando al canal Fox y su incoherente lealtad a la presidencia de Trump, tirando toda idea de ética periodística por la ventana con el afán de la construcción de una nueva realidad, una verdad ficticia que repetida con diligencia puede convertirse en "la nueva verdad norteamericana". Lo alarmante del caso es que esta apreciación es universal, que no solo representa la actitud de Estados Unidos, ¿o acaso no suena similar al proceso local reciente de intentar entender 3 distintos puntos de vista sobre una única elección?

Si tienen Netflix a su merced, denle play a esta conversación, si no, pidan una tacita de wifi al vecino, lleven pororó y compartan una noche que traducida del inglés al castellano puede darnos una mano de entender nuevas ideas sobre esta adolescente democracia con la que convivimos en Paraguay.

"Nuestras historias pueden ser individuales, pero nuestro destino es compartido". Barack Obama.