• Por Matías Ordeix
  • Socio del Club de Ejecutivos
La democracia tiene sus imperfecciones, claras y específicas. Sin embargo, sigue siendo el mejor sistema político adoptado por casi todos los países a nivel global. La definida separación de poderes y el contrapeso entre los mismos son necesarios para su correcto funcionamiento. El quiebre de los eslabones de esta armoniosa cadena puede ser altamente perjudicial para todo el sistema.
La corrupción regional, y principalmente en Latinoamérica, es un duro flagelo que castiga a toda la sociedad. Afortunadamente en los países vecinos, como Argentina y Brasil, hemos observado que, a pesar de la falta de transparencia reinante, existe un Poder Judicial capaz de investigar y castigar a los culpables de actos corruptos, sobornos y extorsiones. Si bien el sistema judicial en estos países mencionados no es perfecto, ha mostrado señales de independencia política a través de castigos ejemplares.
Ante los hechos de trascendencia pública (escuchas telefónicas), evidenciando la fragilidad de nuestra justicia y denotando la fatal injerencia política en los procesos judiciales, es vital un cambio completo hacia un sistema más transparente y eficiente. También es indispensable la investigación y posterior castigo de los responsables de actos corruptos, extorsión y tráfico de influencia.
Una sociedad más justa debe evidenciar un claro equilibrio de poderes. Un Paraguay más justo debe construirse con transparencia y con un sistema judicial autónomo y apegado a las leyes sin ningún tipo de favoritismos e injerencias.
Creemos que la democracia necesita de actores honestos, idóneos y transparentes, que demuestren compromiso con la ciudadanía, propiciando el respeto a sus derechos, bajo el amparo irrestricto de la Carta Magna y las Leyes.
Hemos llegado al hartazgo de muchos de nuestros representantes, impresentables, quienes manejan la justicia a su medida, perjudicando a honestos y distorsionando la verdad.
El empresariado necesita seguridad jurídica, precisa estabilidad y confiar en la justicia. No podremos propiciar nuevas inversiones extranjeras con un débil sistema judicial que se amolda según las circunstancias desequilibrando el principio de los poderes.
Velar por la valiosa cadena que nos une como sociedad, en un grupo armonioso, amparado en el sistema democrático debe ser nuestro compromiso diario, debemos luchar siempre por la transparencia de todas las instituciones, y debemos decirle definitivamente “No a la corrupción”.
Luis Zapata B. decía: “Refundar la democracia en esta era significa hacerla efectiva mediante un desarrollo sustentable, en el respeto del medio ambiente y los derechos humanos, reconocer que somos parte de la aldea global de un mundo independiente, y que nuestra realización como personas y sociedad requieren de la transparencia y valores como la honestidad”.

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