• Por Óscar Germán Latorre
  • Abogado

Coincidente con el recordatorio de una de las noches más vergonzosas de la historia de la humanidad, que marcó el principio del Holocausto Judío, un animal con forma humana que es nada más y nada menos que Silvio Piris, presidente de la Federación de Educadores del Paraguay y actual candidato a la Junta Departamental de Itapúa, se refería al diputado Hugo Rubin diciendo textualmente: "Lo que yo quiero manifestar acá públicamente es la conducta cobarde de Hugo Rubin, ese judío hoy se abstuvo, miserablemente quiere ser otra vez senador y quién le va a votar a ese judío que vino acá en nuestro país a hacer riqueza y hoy no quiso apostar a la educación" (sic).

Esas declaraciones de marcado antisemitismo, en un país serio deberían dar lugar a dos situaciones jurídicas inevitables: a) Quien las profirió debería estar imputado y hasta preso, y b) El Ministerio de Educación y Ciencias, del cual depende como funcionario, debería instruirle un sumario por falta grave y destituirlo en la mayor brevedad posible. Su condición de líder gremial no es una carta blanca para cometer impunemente semejantes conductas que son contrarias a la convivencia e inaceptables en quien supuestamente ostenta el liderazgo en una federación de educadores. Si ese es el pensamiento de Piris, no debe permanecer un segundo más como funcionario público.

Y para que no haya confusiones sobre las motivaciones de este comentario, debo expresar que conozco al señor Hugo Rubin exclusivamente por su calidad de periodista, pero la agresión de la que fue objeto no solo ofende a toda la comunidad judía, sino a todos los paraguayos por igual. La xenofobia no es un problema del Paraguay, pero este impresentable ni siquiera tiene la hombría para pedir perdón y pretende ser una autoridad pública. Hay que utilizar el voto pero para botarlo.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Déjanos tus comentarios en Voiz