- Por Jaime Egüez
- Socio del Club de Ejecutivos
La historia se repite, por lo que es pertinente pedir en esta columna que aprendamos todos los involucrados el rol que nos compete. La creación de la riqueza, que de alguna manera debe ser distribuida por un gobierno, es básicamente generada por las empresas. Y, por ende, por toda su estructura de empresarios y trabajadores. Esta masa increíblemente motivada y movida por el deseo de progresar ha producido, en el curso de la historia, los más grandes avances de la humanidad.
Pienso que hoy volver a modelos en los que se creía que el Estado puede reemplazar a los empresarios y sus empresas sería altamente peligroso. Y, sobre todo, suicida para un país en cualquier parte del mundo. Quiero rescatar una definición que se atribuye a Sir Winston Churchill, gran estadista del Reino Unido, quien escribió: "Algunos ven a la empresa privada como una fiera a la que hay que matar. Otros la ven como una vaca a la que se le puede ordeñar. Solo muy pocos la ven como lo que es realmente… El robusto caballo tirando del pesado carro".
Esta gran definición es tan vigente en nuestros días. Y seguirá siendo vigente mientras la riqueza tenga que ser generada antes de ser distribuida, concepto básico que algunos gobernantes no entienden o no les conviene entender porque para que esto sea posible es vital que pongamos al "caballo delante del carro". Y que el carro pesado es el Estado. Los empresarios, y por lo tanto las empresas, son y seguirán siendo los motores de la prosperidad de un país, de un continente y del mundo.
Lo importante es que, por alguna razón, la mayoría de los políticos encuentran interesante y necesario acordarse de que deben buscar empresarios afines a sus ideales y planes que apoyen financieramente el proceso de pugnar por un espacio en el poder. Esto es absolutamente correcto y muchos –entre los cuales me incluyo– decidimos activamente apoyar a personas que creemos harán un gran trabajo al servicio de todos los paraguayos o, lo que es más claro, "trabajarán para el Paraguay", no para sus intereses personales.
Ahora lo más importante de la columna es que hay, en muchos de los candidatos y personas relacionadas con la función política y carreras en el gobierno, un cortocircuito. En estas fechas se acuerdan de la importancia de los empresarios como parte esencial del engranaje de la creación de la riqueza, elemento muy necesario para acceder al poder.
Pero una vez instalado en la estructura del poder parecería que toman una dosis de algún tipo de vitamina que potencia su capacidad de olvidar que la fuente principal de creación de riqueza para el país que van a manejar son las empresas y sus empleados. Puestos de trabajos, cadenas de valor de proveedores, relaciones bilaterales con empresas en el exterior, son todo parte de una cadena vital de creación de riqueza.
Por alguna razón luego de las elecciones comienza un proceso que en el exterior se conoce como "falta de seguridad jurídica". Ello significa que la estructura del gobierno –y entendemos al gobierno como un todo– modifica las reglas o las condiciones de inversión, trabajo, por un motivo muchas veces particular o asociado a un favor político entre bandos de la clase política que acaban afectando al principal referente de creación de riqueza que son las empresas.