• Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
  • MBA
En los últimos años se ha venido observando un crecimiento, expansión y diversificación importante en diversos ramos de negocios de las pymes en nuestro país.
Bien sabemos que estas empresas a nivel mundial siguen constituyendo las principales generadoras de fuentes de trabajo, haciendo que muchos países que antes eran pobres, han basado su potencia económico en el fortalecimiento de las mismas.
Si bien es cierto, la contribución de estas empresas al PIB hasta ahora todavía ha sido relativa, no obstante, el trabajo conjunto que se viene dando entre los sectores público y privado es importante, pues una de las grandes limitaciones de las mismas se refiere a que a diferencia de las de tamaño corporativo, no poseen la misma fortaleza dentro de su estructura organizacional, haciendo que uno de los mayores limitantes que poseen sigue siendo el acceso al crédito en condiciones flexibles, a tasas de interés accesibles y a plazos que les permitan poder ir generando los recursos necesarios como para un repago regular tanto del capital como de los intereses devengados a sus vencimientos.
No hace mucho se ha promulgado la Ley del Fondo de Garantía de las Pymes que constituyen para las entidades financieras un respaldo adicional de tal forma a que lo que señalamos más arriba pueda hacerse efectivo en forma mucho más fluida y en tiempo oportuno, pues definitivamente si estas pymes no reciben apoyo crediticio muy difícilmente puedan “per se” tener el despegue que se precisa para que efectivamente puedan contribuir de una forma mucho más eficaz al desarrollo y crecimiento de nuestra economía y que no solo apunten a que sus actividades puedan ser orientadas al mercado interno, sino que también tengan la opción de ir creciendo en forma ordenada hacia afuera tanto a nivel regional como en países de extrarregión.
El comportamiento macroeconómico sigue siendo bueno, pero hace mucha falta que ello vaya permeando en forma efectiva hacia nuestra microeconomía, a través de un incremento de los niveles de consumo y un mayor poder adquisitivo del segmento medio-bajo de nuestra población, pues la verdad es que también las microempresas han venido creciendo y expandiéndose últimamente y dependiendo de la performance que les pudieran corresponder son de hecho las potenciales pymes del futuro dentro de nuestro país.
Es aquí en donde el Banco Nacional de Fomento (BNF), como principal banca pública de desarrollo de nuestro país debe de entrar a jugar un rol importante en la atención crediticia a este importante segmento de nuestra economía, a través del otorgamiento de facilidades de corto y mediano plazos para la cobertura de necesidades de capital de trabajo, además, incorporaciones de bienes de capital que permitan incrementar su capacidad productiva y que se ajusten a la capacidad actual/proyectada generadora de fondos de las mismas y a tasas de interés lo suficientemente “blandas” que les permitan poder despegar y crecer cuali/cuantitativamente a nivel país.

Un aspecto preocupante lo constituye lo señalado por muchos empresarios que están al frente de estas pymes en la UIP, en el sentido de que aparentemente existiría un nivel de burocracia superior a los niveles normales para su formalización, lo cual no es recomendable, dado que lo que necesitamos son más y más empresas formalizadas, que tributen sus impuestos y otras contribuciones al Estado, y que los empleados en relación de dependencia puedan acceder al menos a percibir el salario mínimo legal que aumente su capacidad adquisitiva.

Bien sabemos que la complejidad organizacional de las pymes dista de las de tamaño corporativo por obvias razones, por lo que lo recomendable sería que se diseñen estructuras de formalización mucho más flexibles y con pasos reducidos en función al tamaño de las mismas, y en la medida en que vayan creciendo, expandiéndose, pues entonces que los requerimientos también sean más exigentes.
Ojala las instituciones que tienen a su cargo todo esto tomen debida nota y lo pongan en práctica, pues todos los días se lee, se escucha y se ve por diferentes medios que nuestra economía precisa de una mayor fomalización. Y es verdad.
Además, uno de los objetivos primarios del fisco debe apuntar al ensanchamiento de nuestra base tributaria y, ¿qué mejor que las pymes para ello?

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