• Por Alex Noguera
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Torquemada se equivocó. Para quien no sepa, fray Tomás Torquemada fue el primer inquisidor general de Castilla y Aragón en el siglo XV. También fue confesor de la reina Juana la Loca, pero él no fue responsable de esa locura. En la que sí destacó y como una leyenda –muy negra– fue durante la Inquisición española, en la que "el martillo de los herejes" o "el relámpago de España" como era conocido, envió a la hoguera a unas 10.000 personas, pensando que eran brujas.

Las brujas no tienen un cartel en la frente que diga "Bruja", pero no es muy difícil identificarlas.

Basta con salir del trabajo un poco tarde, cansado, cargado de estrés laboral, correr para que no se cierre el súper porque si no uno se queda sin cena. Es a esa hora y en ese tipo de situaciones cuando las brujas están más vulnerables y pueden ser reconocidas.

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Si uno se fija, un guardia comienza a impedir el acceso de los clientes y de 20 cajas habilitadas, sólo 3 funcionan. Es el primer síntoma de que allí hay brujas. Los clientes deben formar fila y, en vez de despachar a todos rápidamente para ir a casita, pues no, todos deben formar fila durante largos minutos porque las cajeras ya no están. Desaparecieron por arte de magia.

Y si un cliente entra en la fila equivocada, por ejemplo en la caja rápida donde hay un cartelito que dice "solo 15 artículos", ni Torquemada podría salvarle. La bruja le ordena salir de la fila y ponerse al final de otra cola.

Es tarde, llueve, hace frío, el hambre aprieta el estómago (¿o será la rabia?), no hay colectivos… y la bruja explica que allí solo cobra hasta 15 artículos. Si son 16 ya no cobra. Hay que humillarse en otra caja, donde los carros vienen colmados.

Uno trata de entender qué diferencia hay entre 15 o 16, pero ahí es cuando se desenmascara a la bruja. Ella se vuelve inflexible. La carcajada de burla al cliente cansado que estalla dentro de ella no la oye nadie, ni el supervisor.

Si el cliente trata de "negociar", el deleite de superioridad hace que la bruja expela un aroma especial que solo los muy atentos pueden reconocer en el aire: azufre. Ella disfruta de su poder.

Pero si por algún motivo, el desgraciado cliente propone una "batalla" para hacer que ella entre en razón, con sus malas artes hechizará al siguiente cliente de la fija y hará que proteste "porque ya es su turno" y también está apurado. No hay salida.

Hay que pensar que la palabra artículo tiene varios significados. Por ejemplo, están los artículos de las leyes. El cliente en este caso no lleva ninguno en el carrito, así que con el uso de la razón la bruja debería entender. En gramática, los artículos tienen su significado, pero esos no se venden en los súper ni en ningún lado. Artículo también puede referirse a los escritos de la prensa, cuando se habla de textos de opinión. Uno podría decirle a la cajera que en el carrito no hay ningún diario, así que que se dedique a cobrar los productos que uno pretende comprar.

Bueno, no hay que exagerar, porque como todos sabemos, en este caso la palabra artículo se refiere a mercadería. Sería más fácil, ¿no?… pero no lo es. Y la bruja lo sabe.

Si uno coloca en el carrito 15 bombones y un turrón, ¿cuántos artículos lleva? La bruja contestará 16 (o sea que no se puede cobrar). Pero en realidad solo son dos artículos: bombones y turrón.

¿Cuál es la verdad? ¿Son 16 artículos o solo dos? La respuesta no es tan difícil si vamos a la panadería y cargamos una bolsa con galletas. Si nos guiáramos por el concepto de la bruja, dentro de la bolsa van 20 artículos porque llevamos 20 galletas. Pero es una sola bolsa y es un solo artículo, o sea solo 20 unidades de galleta.

Con esa forma de razonar, la bruja de la caja rápida no puede cobrar un paquete de cigarrillos porque dentro van 20 artículos cilíndricos, cada uno listo para ser fumado.

Cada noche el cierre de los supermercados es igual, con clientes cansados que están ahí por necesidad. Los encargados deberían ser más respetuosos.

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