En las últimas semanas hemos visto cómo y de qué manera los distintos medios de la región, e incluso de Europa, han dedicado profusas notas periodísticas para elogiar la expansión económica y el buen andar de los números macros del Paraguay.
Prestigiosas publicaciones de la región como El Mercurio de Santiago de Chile, Folha de São Paulo, El País de Montevideo o publicaciones hispanas se han hecho eco de aspectos como el auge de la construcción, el crecimiento del sector de las maquiladoras o de la fiabilidad de las inversiones que se realizan en nuestro país.
Razones para ver de manera distinta al país son varias, aspectos que van desde la estabilidad monetaria así como una política fiscal con menores tasas impositivas, lógicamente son atractivos para las inversiones.
Sin dudas, que gracias a la imagen que hoy goza el Paraguay, nuestra nación se ha puesto en la mira de los inversores y por esta exposición que cada vez más son las empresas argentinas, brasileñas, uruguayas, españolas e inclusive asiáticas que invierten en el país en áreas y ámbitos tan diversos como gastronomía, bienes inmobiliarios, emprendimientos agropecuarios, hoteles e industria liviana.
No cabe duda de que la consolidación de nuestra economía, gracias al sostenimiento de políticas claras y contundentes que se han dado en los últimos 15 años, han posibilitado tener hoy la imagen positiva que goza el Paraguay de cara a las demás naciones, por encima de grandes economías como la brasileña o la argentina.
De todas las virtudes que otorgan los grandes números de nuestro país, y que arranca elogiosos conceptos en las distintas notas periodísticas, el punto más importante es el referido a la confianza en la inversión. Este aspecto es fundamental, ya que esta es una apuesta segura, y con garantía de rentabilidad, esa confianza es la que respalda la labor realizada por las autoridades económicas en cuanto a generar un clima de negocios favorable.
Sin dudas, que gracias a la imagen que hoy goza el Paraguay, nuestra nación se ha puesto en la mira de los inversores y por esta exposición que cada vez más son las empresas argentinas, brasileñas, uruguayas, españolas e inclusive asiáticas que invierten en el país.
No es fácil construir una imagen saludable en el exterior. De hecho, durante muchos años, el Paraguay estuvo relegado en el interés de los inversionistas extranjeros, precisamente por falta de seguridad jurídica o por carecer aspectos resaltantes a nivel macroeconómico. Pero hoy, el Paraguay goza de una de las economías más estables y competitivas de la región, lo que le da previsibilidad y sustento al inversor.
Y estos aspectos –que no siempre son valorados positivamente en el país– tienen enorme consideración fuera de nuestras fronteras, ya que muestra que haciendo bien los deberes en políticas públicas se puede promover una bonanza económica que es hoy la envidia de los países vecinos.
A diferencia del vecindario, el Paraguay tiene una macroeconomía que está en orden, su deuda en relación al PBI no es significativa, y el déficit que posee es tratable. No caben dudas de que se tienen que hacer algunas precisiones y ajustes, como el referido al gasto corriente para lograr que resten recursos para gastos de inversión, pero aún con estas medidas nuestro país está hoy mucho mejor preparado que hace unos años. Al saber conducirse en medio de las turbulencias internacionales, nuestro país está mejor posicionado y ha logrado generar confianza para que aún con escasez de fondos públicos sea capaz de seducir a la inversión privada.
Hay que insistir en más reformas de tal suerte a fortalecer lo ya logrado hasta aquí, y en este sentido los organismos multilaterales han mostrado las recetas que hay que sostener para continuar creciendo.
Es un orgullo que mientras otros países nadan en el mar de la incertidumbre y tienen que salir a golpear las puertas de las inversiones, al Paraguay los inversores llegan por su cuenta.