La confirmación como invitado la recibís con semanas de anticipación, la dirección del lugar te la hacen saber un día antes y la lista de artistas… (suenan redobles) te la revelan una vez iniciado el evento. Sofar Sounds ya suma 316 ciudades en todo el mundo y Asunción, no podía ser la excepción.

El Barrio Herrera fue el punto de encuentro. Arrancó como a las 19:50 de un cálido sábado de febrero. Mientras un cuarto de los asuncenos vibraban al son del rock nacional en el Anfiteatro José Asunción Flores, en la capital, el ruido de la multitud se alejaba para dar lugar a una experiencia acústica que sólo unos pocos iban a tener el privilegio de comentarla.

Sin selfies, fotos, videos o gente conversando en algún rincón, así se vive la cita con la música en Sofar; un concierto que gana terreno en el mundo del "secreto a voces"; un recital que conquista el corazón de los melómanos y que eleva la ansiedad de los que podrán contarlo en primera persona.

El living de una casa desconocida, artistas que quizás nunca hayas escuchado y un público con el que capaz no te hayas cruzado antes. Nació en Londres, allá por el 2009, con el objetivo de devolverle magia a la música en vivo, de apreciar canciones y silencios, "de acortar distancias entre músicos y presentes", según lo escribe Cristina M. Fritsch del portal CrazyMinds.

Dos lámparas de techo rojas iluminaban el escenario, dándole a este un aire acogedor; en una pequeña esquina de aquella sala paraguaya, una guitarra resumía lo que se esperó por tanto tiempo: música. En la voz de Yoshi, un cantante correntino, el Sofar Asunción ya no era sólo un posteo en Facebook.

Rompió el hielo, interpretó cuatro temas de su autoría y antes de despedirse se sumergió en un profundo "Gracias". Y es que Sofar, como es una comunidad global, permite a los artistas inscriptos presentar su performance a nivel mundial; es decir, si el jurado internacional los elije para el evento de su país natal, las posibilidades de quedar seleccionados en alguno que traspase las fronteras, son amplias.

"Se busca que la propuesta musical sea representativa de la ciudad del artista. Es una excelente oportunidad para que los músicos paraguayos se proyecten y estén frente a un público de cualquier otro planeta", comenta Gelson Briseño, quien importó la idea del MICSUR (Mercado de Industrias Culturales del Sur), en su edición 2016.

Los aplausos continuaron, esta vez para recibir al plato principal de la noche: el grupo Cantarte. Los invitados, sorprendidos. Hicieron un recorrido por los clásicos de Abba, teniendo a sus voces como único instrumento. Utilizan una técnica vocal llamada beatbox. En Sofar no sólo se escucha buena música, también se aprende sobre ella.

La cosa es así. "Para enterarte de los conciertos, debés registrarte en la plataforma (www.sofarsounds.com), ya que a través de ella te enterarás de los recitales en las distintas ciudades. Al inicio de cada mes recibirás un correo con la lista de ciudades donde habrá un Sofar, le das clic a tu ciudad de interés y ahí descubres cuál es la fecha del próximo evento", explica el organizador.

Un poco más de treinta personas fueron testigos de la primera edición en Asunción. La sala de una casa del Barrio Herrera, un estante de libros que pasó desapercibido y una silla de madera a la espera del último artista. Las paredes del hogar anfitrión escribían su nombre en un póster diseñado por un hombre de la India: Hanisha Tirumalasetty.

Juan Vera Esquivel deslizó sus manos en su guitarra y empezó a trazar el punto final del primer Sofar local. Cuatro interpretaciones de polca paraguaya para el compositor de Ypacaraí; dos de ellas acompañadas por un percusionista chileno amigo. Un auditorio satisfecho; cómplice nuevo de esta aventura global por y para la música.