• Por Antonio Carmona

Pese a los rumores de la compraventa de votos de los días previos, a la trifulca inicial y el lanzamiento de sillas entre correligionarios –según los cronistas in situ ya se había previsto que, en base a la experiencia, fueran bastante livianas–, la convención liberal se hizo con relativa calma y con participación.

Se confirma que los preparativos de calentamiento previo del ámbito político es una estrategia de los dirigentes para agitar los ánimos. Una mala costumbre de la política "kachiái" de nuestros políticos. Prolegómenos que sería bueno superar para hacer que la militancia piense más y "mbaretee" menos.

Pese a todo y a los más calientes discursos que el tórrido febrero y a las amenazas de expulsión de correligionarios "violadores de la Constitución" en el discurseo hurrista, después de la tradicional práctica del "lanzamiento de sillas", que podría ser una especialidad nacional rumbo a una medalla de oro, si la proponemos para las próximas olimpiadas, la convención se fue tranquilizando y sólo con algunos votos gritados, más que cantados, todo culminó en calma… salvo con el amenazante discurso contra los "opositores", que, en estos casos no son los colorados o los izquierdistas, sino los propios correligionarios en primer lugar.

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Es decir, el vigente discurso sobre la propuesta de enmienda constitucional de los unos y la sentencia de los otros de declararlos violadores de la Constitución, atribuyéndose el rol de Corte Suprema de Justicia.

Sin embargo, ahí está la paradoja. El diputado Víctor Ríos, promotor de la propuesta 1, la oficialista del PLRA, planteó la elección y "aplastó", según algunos comentarios, es decir, cerró la propuesta "violadora de la Constitución" de dar vía a la enmienda constitucional para permitir la reelección, la propuesta 2 que apoyaba la dupla de los blases, Llano y Lanzoni.

Paradójicamente, el proponente de la propuesta efrainista, el mismísimo diputado Víctor Ríos fue también el proponente, desde la Cámara de Diputados en el 2011, de la primera propuesta de enmienda de la Constitución presentada públicamente para cambiar el artículo 120, "De los electores", vía enmienda.

La propuesta de Ríos, que a la luz de los juicios más mediatizados de este 2017, sería violatoria de la Constitución Nacional, fue aprobada por el Congreso, con mayoría absoluta de las dos cámaras, en las que ya militaban entonces muchos de los senadores y diputados que hoy se rasgan las vestiduras por la intención de volver a hacer una enmienda, olvidándose que ya se hizo una con su aprobación. Y sobre todo del proponente efrainista que hoy propone todo lo contrario.

Notablemente, el proponente de la amenaza contra los violadores de la Constitución vía enmienda, quien, de acuerdo a su postura de hoy, ya la habría violado hace algunos años, es abogado, profesor universitario y hasta ha ejercido como rector de una universidad nacional, en vez de declararse violador él mismo, se declara juez de sus correligionarios, que todavía lo único que hicieron fue proponer una enmienda, mientras que él la firmó, la propuso y la votó.

"Cosas veredes, Sancho! Diría Don Quijote asombrado por las absurdas paradojas del mundo, según el cristal con que se mire, o, mejor, hablando de política, según lo que convenga al candidato de turno.

Como dirían los tiranosaurios que en este continente han sido, desde Trujillo hasta Pinochet, pasando por Somoza, Stroessner y Videla; "A los amigos, todo; y a los contreras, con todo". Ni a Francia se le ocurrió esa veleidad de totalitarismo.

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