Por Jorge Torres Romero

Estamos cansados de ser segundones, admitía un convencional liberal y votaba por la moción de la Alianza en la Convención del PLRA. Los azules más radicales, de la mano de Efraín Alegre están convencidos que un candidato liberal, pese a un partido dividido podrá y tiene que llegar al poder en el 2018. Nada más alejado de la realidad.

El resultado de ayer de la convención sigue favoreciendo al oficialismo colorado que hoy está en el poder. Dejo más evidenciada la división interna dentro del PLRA, caldo de cultivo perfecto para el oficialismo.

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A juzgar por las declaraciones que hizo ayer la senadora colorada Lilian Samaniego, la elaboración en forma conjunta (ANR-Frente Guasu) de un nuevo proyecto de enmienda, con la inclusión de la eventual renuncia seis meses antes del presidente Horacio Cartes, revela que el plan sigue: modificar el artículo 229 de la Constitución Nacional vía enmienda para habilitar la reelección presidencial.

Más allá de las voces de los pro y contra enmienda, la suma de votos en el Congreso avala que el referéndum se viene y estaremos ante dos candidatos, dos modelos diferentes de gestión (Cartes-Lugo) que pugnarán nuevamente por la presidencia el próximo año.

Ante este escenario, ¿Cómo queda la decisión asumida ayer por los convencionales liberales capitaneados por Alegre? La posición decidida por la máxima autoridad partidaria es que un liberal debe encabezar la chapa presidencial. En este contexto, automáticamente queda fuera la posibilidad de apostar a una figura, que dentro de la oposición, después de Lugo es la que mayor aceptación tiene y es la del actual intendente de Asunción, Mario Ferreiro.

El sector que apoya a Ferreiro nada quiere saber de una alianza con Mario siendo vice y es hasta un razonamiento lógico, porque el costo y riesgo político son demasiado grandes. Por un lado, debe dejar la intendencia capitalina y segundo, al hacerlo, sin una eventual victoria, ¿Cómo se recompone políticamente habiendo abandonado a sus electores que confiaron en una buena administración municipal?

Si el oficialismo liberal se juega por una alianza sin la figura de Ferreiro, le queda la del matrimonio Filizzola-Masi, fórmula que ya ha fracasado en el 2013, o quizás apueste a consolidar ese flirteo confesado la semana pasada con el senador colorado disidente Mario Abdo Benítez, a quien dudo le pueda interesar ser furgón de cola y menos aún aliarse a quienes históricamente fueron adversarios políticos de los colorados.

El odio al proyecto Cartes enceguece a los liberales oficialistas, quienes instalaron muy bien entre sus seguidores el cuco de "dictadura" y "violación de la Constitución" para seducir más a los suyos, pero los alejó de la posibilidad de tener una mirada más aperturista, amplia y realista del momento político que se vive. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

Mientras ese odio y afán desesperado que tiene Efraín Alegre de llegar a la presidencia de la República, el sector de Blas Llano seguirá en su línea discursiva y práctica: El único que puede hacer frente hoy al proyecto Cartes es Fernando Lugo.

Clara la realidad. En el 2018 se enfrentarán dos modelos. El que no se suba a uno de ellos simplemente queda fuera, por más amenazas, sanciones y expulsiones ese plan sigue. Y es aquí donde los llanistas hacen el retruque a los oficialistas liberales y les preguntan: ¿Al final, quién será funcional a HC en el 2018? El oficialismo se frota las manos.

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