• Por: Cristóbal Nicolás Ledesma Salas
  • Periodista del Grupo Nación

Existen muchas dudas en relación a las apuestas de algunos dirigentes de nuestro fútbol, en sus determinaciones por contratar técnicos que llegan para experimentar en clubes suficientemente probados como para aspirar a profesionales de renombre, de trabajo ponderado, de escuelas exitosas, que van a dejar algo para el aprendizaje de generaciones venideras.

En un pasado no muy lejano estábamos acostumbrados a las apuestas de Cerro Porteño por la "escuela brasileña" y de Olimpia por la "escuela uruguaya". Sus partidos estaban definidos por estos estilos y ni hablar de los clásicos en donde estaban garantizados el "jogo bonito" y la "garra y la contundencia". Los jugadores eran contratados para esos estilos.

La selección paraguaya se nutría de las dos escuelas y mechaba a otros futbolistas de Guaraní, Libertad y algunas que otras sorpresas.

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La increíble confusión creada en Para Uno, con la contratación de un técnico que vino a "descubrir" y a contarnos lo que es el Olimpia fue muy perjudicial no solo por la eliminación del primer equipo de la Libertadores sino el laberinto armado, en el que metió a jugadores de suficiencia probada.

"Chiqui" Arce, que estuvo en el palco viendo el juego copero, si se deja llevar por ese partido para hacer su convocatoria no llamaría a un solo jugador franjeado. Por su historia Cristian Riveros seguro que estará ante los ecuatorianos y los brasileños, por ejemplo. Con este experimento olimpista perdimos todos.

Mirar a Libertad es verse tentado por llamar a Bareiro, Salcedo, Patito, Antolín, Medina y hasta el chico Alan Benítez. Por sus presentes les sacan ventajas considerables a otros que, incluso, ya estuvieron defendiendo a la Albirroja.

Lo mismo ocurre con Cerro Porteño por el rendimiento de Haedo, Jorge Rojas, Riveros, Ruiz y el mismo Antony. Pero es muy bajo el porcentaje que de doce equipos solo dos entren en el marco del convencimiento ya que ni Guaraní alcanzó una producción que amerita la calidad individual de su plantel.

Es cierto que nuestro técnico albirrojo no va a salir del patrón de convocatoria que conocemos; los de afuera, los que juegan o incluso los relevos, y unos pocos de la casa.

Nos quedan 25 días para el juego ante los ecuatorianos y debemos esperar un ascenso considerable en el nivel de quienes creemos –hoy por nombres- deben ser convocados. Y ello debe partir del ordenamiento y la tranquilidad mental que deben tener estos jugadores que, hasta aquí, entraron a deambular por los campos de juego.

El histórico Alicio Solalinde dijo en la 970AM que necesita dos semanas, como máximo, para darle su toque a un equipo que toma por primera vez. Esperemos que los profesionales que ya están trabajando hace un buen tiempo logren levantar los rendimientos de sus equipos para que los jugadores se vean beneficiados, y ni que decir "Chiqui" Arce.

Antes, las escuelas estaban mejor definidas y los resultados –como nivel de juego- también. Hoy todos piensan en el Barcelona de Guardiola y el laberinto que se arma en busca de "jugar así" no lo va a poder recomponer ningún técnico albirrojo, en tan solo tres días de trabajo.

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