La dirigencia insistió por todos los medios con el adiestrador para que cambie su sistema de juego, que deje la línea de tres, pero éste hizo oído sordo y mantiene la misma estructura, que le llevará al cielo o al infierno.
Trinidense es un equipo que juega bien, pero no le salen las cosas. Ante Luqueño estuvo muy cerca de ganar, pero se descuidó y quedó resignado con la paridad. Es inexplicable la actitud del orientador Cáceres, quien deja en el banco de suplentes a su mejor jugador, Pedro Arce.