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Antes era muy sencillo. Una chica conocía a un muchacho. Los gametos se transferían a través de un sistema optimizado por millones de años de evolución. Luego, nueve meses después, parte de ese sistema presentaba el producto terminado al mundo. Ahora las cosas se están volviendo mucho más complicadas.

Un reporte publicado el 14 de febrero por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos da apoyo calificado a la investigación sobre técnicas de edición de genes tan precisas que enfermedades genéticas como la hemofilia y la anemia falciforme pueden ser corregidas antes de que un embrión siquiera empiece a desarrollarse. La idea de la clonación humana provocó furor cuando, hace 20 años, la oveja Dolly fue dada a conocer al mundo; mucho barullo por nada, dirían algunos, viendo en retrospectiva. Pero otros avances tecnológicos están haciendo más viable la clonación de humanos.

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Algunos se horrorizan ante la idea de personas "que jueguen a ser Dios" con la reproducción. Otros, cuyas vidas están frustradas por la falta de hijos o enfermedades genéticas, argumentan apasionadamente a favor del derecho a aliviar ese sufrimiento. De cualquier manera, la ciencia está avanzando y la sociedad tendrá que decidir qué piensa.

¿DÓNDE HAS ESTADO, HIJO MÍO DE OJOS AZULES?

El rango de las opciones reproductivas se ha ampliado constantemente. La IAD (inseminación artificial por donante, que se remonta al siglo XIX) y la FIV (fertilización in vitro, usada por primera vez en los años 70) se han vuelto técnicas cotidianas. También la IEIC, inyección intracitoplasmática de espermatozoides (o ICSI por su sigla en inglés), en la cual una célula de esperma es insertada físicamente en un óvulo, permitiendo la paternidad a hombres de otro modo infértiles. El año pasado se añadió otra práctica: la trasplantación mitocondrial o, como lo expresaron los titulares, los hijos de tres padres. El mundo pronto podría enfrentar la posibilidad de óvulos y esperma hechos a partir de células corporales (probablemente cutáneas) de padres putativos en vez de sus ovarios y testículos.

Esos métodos separan la relación sexual de la reproducción. La mayoría de ellos aportan la posibilidad de elegir cuál embrión vivirá, y cuál morirá. Al principio pueden parecer desconcertantes; repugnantes, incluso. Pero lo que la experiencia ha demostrado es que, en esta área, la repugnancia no es una buena guía para las políticas. La IAD fue tratada al menos por un tribunal estadounidense como una especie de adulterio y su progenie considerada ilegítima a los ojos de la ley. La FIV provocó angustia a algunos teólogos que reflexionaban sobre si los bebés "de probeta" tenían alma.

La repugnancia a menudo va acompañada de una alarma distópica. Las versiones de ciencia ficción de la edición de genes imaginan, digamos, la creación de superhombres y supermujeres de gran inteligencia o destreza física. Cuando se anunció la existencia de Dolly, la prensa se llenó de titulares sobre ejércitos de clones. En realidad, nadie tiene la más ligera idea de cómo crear un Übermenschen aun cuando quisiera. Sin embargo, los registros muestran cuán rápidamente puede avanzar la ciencia reproductiva. Así que tiene sentido pensar en la ética de la ciencia reproductiva incluso para resultados que aún no están disponibles.

Ayuda empezar con la FIV y la IAD, que han hecho el recorrido desde la rareza hasta la familiaridad. Ambas dan hijos saludables a padres felices, quienes de otro modo no los tendrían. Sin duda, lo mismo aplicará a los trasplantes mitocondriales, que pretenden evitar que enfermedades raras pero peligrosas afecten a la producción de energía celular.

Padres felices e hijos saludables conforman una base bastante buena para la reflexión sobre cualquier tecnología reproductiva. La seguridad de un procedimiento es la preocupación central. Probar esto es un enorme obstáculo. A los investigadores, erróneamente ante los ojos de algunos, se les permite experimentar con embriones humanos cuando consisten de solo unas cuantas células. No pueden, sin embargo, experimentar con fetos humanos. Tampoco pueden experimentar fácilmente con fetos de los parientes más cercanos de la humanidad, los grandes simios, ya que estos animales son raros y a menudo también están protegidos legalmente. Hasta ahora, por tanto, ha tenido que haber un "salto de fe" cuando una técnica que ha sido probada lo más posible dentro de los límites de la ley es usada en serio. Eso debería continuar, para evitar operaciones "independientes" fuera de jurisdicciones confiables. Esta no es una preocupación teórica. Aunque Gran Bretaña desarrolló los trasplantes mitocondriales y fue el primer país en conceder licencias para ellos, la primera pareja conocida que se sometió a ese trasplante viajó de Jordania a México para hacerlo.

Definir los límites de lo que debería permitirse es terreno más resbaladizo. Pero, de nuevo, la prueba de padres felices e hijos saludables es la correcta. Cultivar esperma y óvulos a partir de células corporales es seguramente la nueva técnica menos problemática que será ofrecida pronto. Una ventaja de este enfoque es que las parejas gay pudieran tener hijos descendientes de ambos padres. Pero la ley debería insistir en que estén involucradas dos personas. Si una persona tratara de ser padre y madre de un niño, los óvulos y el esperma resultantes se combinarían, sin recurrir a la edición de genes total, para concentrar mutaciones perjudiciales en lo que representaría la forma máxima de endogamia.

La edición de genes y la clonación involucran más que la felicidad de los padres y la salud de los hijos. La edición de genes eliminará las enfermedades genéticas en una forma que ahora requiere la selección de embriones; un avance que muchos aplaudirían. Los adultos deberían poder clonar copias perfectas de sí mismos, como un aspecto de la autodeterminación. Pero engendrar bebés con nuevos rasgos y clonar a otras personas plantea cuestiones de igualdad y de si incluso es correcto usar los tejidos de otras personas sin su consentimiento.

UNA SENSACIÓN DE IDENTIDAD

Los interrogantes serán innumerables. ¿Padres desconsolados deberían poder clonar a un hijo perdido? ¿O una viuda a su difunto marido? ¿Los ricos deberían poder pagar para que sus hijos sean inteligentes y diligentes, si nadie más puede permitírselo?

Comisiones de expertos necesitarán buscar respuestas; y los tribunales necesitarán aplicar las reglas, para proteger los intereses de los no nacidos. Podrán analizar los precedentes, como los gemelos idénticos, donde la sociedad sin ningún problema hace frente a clones, o los "hermanos salvadores", seleccionados usando la FIV para que ofrezcan células madre que puedan curar a un hermano mayor gravemente enfermo.

Cualquier régimen debe ser adaptable, porque las opiniones cambian conforme las personas se acostumbran a las nuevas técnicas. Basándonos en el pasado, sin embargo, el riesgo no es que la gente se precipite hacia los extremos reproductivos, sino que se contenga, y la gente se quede padeciendo por una inapropiada percepción de lo que se siente correcto.

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