Por Marta García, desde Riobamba, Ecuador

Especial para La Nación

Los ecuatorianos fueron llamados este lunes a "esperar en un ambiente de paz" los resultados de las elecciones presidenciales que se disputaron el domingo 19 de febrero pasado. De esta manera, se mantiene la incertidumbre sobre la realización de una segunda vuelta electoral entre el candidato oficialista, Lenín Moreno, y el empresario guayaquileño, Guillermo Lasso.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que recién el miércoles tendrá listo el 100% del conteo de votos, lo cual acentuó aún más la desconfianza que la ciudadanía venía sosteniendo tras las numerosas denuncias de fraude que aparecieron en la jornada electoral, con casos de supuestas boletas que ya llegaban marcadas hasta los sufragantes que se acercaban a votar.

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Llama la atención el hecho de que el CNE necesite tes días para contabilizar poco más del 20% de los votos, mientras que durante la tarde del domingo y las primeras horas del lunes se pudo escrutar el 78,4% de la manifestación popular. El presidente de la entidad encargada de los procesos electorales, Juan Pablo Pozo, justificó este "pedido de tiempo" diciendo que existen "inconsistencias numéricas" en el 4,5% de las actas electorales, entre otras falencias.

Los simpatizantes del opositor Guillermo Lasso, quien se presentó en binomio con Andrés Páez y mediante la alianza de los movimientos CREO y SUMA, se acercaron desde la noche del domingo hasta la sede del CNE en la ciudad capital, Quito, a exigir transparencia y respeto a la voluntad popular. Este sector insiste en que se debe dar una segunda vuelta y con el paso de las horas incrementan su concentración de vigilia y protesta, tomando también Guayaquil, otra de las ciudades más populosas del país.

En un sistema en que el sufragio es obligatorio, ya que el certificado de votación es solicitado en procesos como la oferta de empleo, los ecuatorianos acudieron en masa a las urnas. Esta imagen se captó en la mañana del domingo, en las inmediaciones de la terminal de ómnibus de Riobamba, provincia de Chimborazo. Foto: Marta García.[/caption]

Acercamiento de la oposición

Los demás candidatos opositores ya pronunciaron su apoyo a Lasso, entre ellos la ex-asambleísta Cynthia Viteri, quien queda en tercer lugar en la carrera por el sillón de Carondelet y se postuló por el partido Social Cristiano, al que pertenece el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot. Este último también llamó a "proteger la democracia", en una rueda de prensa ofrecida al mediodía del lunes. Otra figura que se pronunció a favor de una unión de la oposición para la segunda vuelta fue el ex-presidente Lucio Gutiérrez, cuyo candidato, Patricio Zuquilanda, está en último puesto, justo con Washington Pesántez.

Lasso, por su parte, manifestó su malestar respecto a la tardanza del CNE para la pronunciación de los resultados de las elecciones y consideró que esta situación "huele mal". El candidato conservador tuvo como principal bandera de campaña la promesa de la creación de 1 millón de empleos durante su mandato y la creación de zonas francas, en una economía golpeada por la caída de los precios del petróleo y la manutención de un aparato estatal inmenso.

Lenín Moreno, por su parte, aseguraba que resultó ganador en primera vuelta, en una reunión que convocó en la noche del domingo con partidarios del movimiento Alianza País (AP). El presidente de la República saliente, Rafael Correa, sin embargo, dijo en su cuenta de Twitter que había que prepararse para una segunda vuelta.

En la ciudad serrana de Riobamba, capital de la provincia de Chimborazo, los recintos electorales estuvieron atestados de gente. Solo en el colegio Isabel de Godín (foto) debieron sufragar 11.880 personas, soportando condiciones de hacinamiento en un salón que ni siquiera contaba con ventanas, y bajo un intenso calor. Foto: Marta García.[/caption]

Turbio contexto

El correísmo se encontró evidentemente debilitado en estos comicios, debido a la ausencia del carismático Correa, quien había anunciado que ya no se presentaría como candidato luego de haber gobernado durante una década (el periodo presidencial más extenso de los últimos años de vida política del Ecuador), y la aparición de denuncias de casos de corrupción que embarraron gran parte de la campaña. Entre estos, se destacaron la malversación de fondos en la petrolera estatal Petroecuador y la participación en la red de coimas que orquestó la empresa brasileña Odebrecht en casi toda Latinoamérica.

En anteriores ocasiones, Rafael Correa había triunfado holgadamente. En esta oportunidad, Moreno reunió el 39,1% de los votos hasta el lunes de tarde, con el 89% de contabilización, y Lasso concentró el 28,3%; para evitar la segunda vuelta, el postulante por AP necesita el 40% de preferencia electoral y una diferencia de 10 puntos sobre el segundo contrincante.

Debilidad latente

Este poco frecuente ambiente que rodea a las elecciones presidenciales del Ecuador se suma a las medidas antidemocráticas que venía implementando Correa. Incautaciones de medios de comunicación opositores a su régimen, persecución a periodistas y activistas que no se "alineaban" a los dictados de la "revolución ciudadana", la promulgación de una ley de comunicación que censura cualquier intento de prensa independiente, incisiva y dedicada a la investigación de la corrupción, son rasgos característicos del periodo al que el Gobierno ecuatoriano osa llamar "la década ganada".

12,8 millones de ecuatorianos acudieron el domingo a las urnas y, evidentemente, más de la mitad de ellos pidieron no seguir con el esquema correísta. El transcurso de los días confirmará esta manifestación soberana o será testigo de un nuevo atentado a la tan sufrida democracia sudamericana.

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