En el Parque Tecnológico Itaipu (PTI) la ciencia cobra rostro humano buscando generar mayor equidad en el Paraguay. El ingeniero Antonio Resquín es uno de los jóvenes investigadores de este centro de innovación que, venciendo sus limitaciones, apuesta al saber científico como herramienta para el bienestar y el desarrollo.

En este lugar no se habla aún de poner en órbita un satélite. Decimos aún, porque algún día quizás sí. En este sitio sí se habla de ciencia, pero con impacto social, y de tecnología para construir un país más equitativo.

Enclavado en la margen derecha del Río Paraná, en la localidad de Hernandarias, el Parque Tecnológico Itaipu (PTI) - Paraguay inició sus actividades en octubre de 2009, concebido como un espacio de innovación, en el cual se busca que la ciencia se transforme en calidad de vida. Al frente del mismo, está la doctora María Teresa Peralta, quien tras asumir como directora, se comprometió a encausar proyectos dentro de varias líneas de investigación.

Ese espíritu de ciencia en pro del bienestar, se vive particularmente en el Centro de Innovación y de Tecnología Asistivas (CITA) del PTI, creado hace seis meses para enfocarse en el desarrollo de herramientas o sistemas para personas con algún tipo de discapacidad.

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En palabras de la directora María Teresa, "lo mejor que tiene el PTI son sus talentos". Algunos con historias de vida extraordinarias, como la del coordinador del CITA, el ingeniero electromecánico Antonio Resquín (27 años), que nació sin uno de los brazos y sin las extremidades inferiores, y quien desde su realidad puede comprender a cabalidad lo que las personas con discapacidad física padecen y requieren.

"Siempre quise trabajar en el desarrollo de prótesis a bajo costo. Pero cuando entré al PTI, ésta no era una de sus líneas de investigación. Así que decidí presentar un proyecto, fundamentando la importancia de incursionar en ésta área", comentó Antonio. La propuesta tuvo buena acogida. "Todos somos potenciales usuarios de prótesis. Es cruel decirlo así, pero puede suceder. De hecho en nuestro país la cantidad de motociclistas que se accidentan es considerado un problema social y de salud muy grave", argumentó el joven investigador.

Cada año, numerosas personas sufren amputaciones o quedan paralíticas. La mayoría son jóvenes que están en plena etapa productiva de sus vidas. "Perder un miembro es mucho más traumático que haber nacido sin él, el impacto sicológico te deja descolocado. Muchos piensan en suicidarse, porque vuelven a depender de sus padres, o creen que no podrán trabajar nunca más", relató. Pero la verdad es que la tecnología avanza rápido, dando perspectivas alentadoras para estos casos. "Yo nací así, y gracias a las prótesis hago una vida distinta. Pude insertarme laboralmente, y hoy puedo colaborar con el crecimiento de mi comunidad y de mi país", indicó.

Superando adversidades

Nacido en Colonia Independencia, en el departamento de Guairá, Antonio proviene de un hogar campesino. De sus primeros años recuerda que solía andar cargado en las espaldas de su hermano mayor o de sus amigos. "Soy la única persona con discapacidad en mi familia. Fue un choque emocional muy fuerte para mis padres, que poco a poco lograron superar. Cuando cumplí siete años, por mi causa, nos mudamos a Ciudad del Este. En el campo, ir a la escuela era complicado, y yo necesitaba un vehículo que me lleve y me traiga", rememoró.

Su madre es docente y su padre, al dejar las labores del campo, se dedicó al rubro de la carpintería y más tarde fue taxista. "Somos gente luchadora. Realmente la decisión de mudarnos tomada por mi familia, fue decisiva para llegar donde estoy", reflexionó.

Inquieto y con mucha fortaleza física, la silla de ruedas nunca fue una opción para Antonio. Creía que lo iba a limitar mucho, por eso cuando sus padres le compraron una, decidió donarla, mientras esperaba reunir recursos para comprar las costosas prótesis.

A la edad de 15 años, ganó un concurso sobre iniciación laboral en Itaipu. En el marco de ese proyecto, conoció al rector de la Universidad Católica quien le ofreció una beca para cursar ingeniería electromecánica, oportunidad que no dejó pasar. Al PTI llegó al concluir su carrera, primero como pasante y luego ya fue contratado. Actualmente es coordinador del CITA, en donde vuelca sus esfuerzos para reducir el costo de las prótesis y dar a una mayor cantidad de personas con discapacidad, la posibilidad de superar sus limitaciones.

Uno de los colaboradores del CITA, es el ingeniero electrónico, Luis Carlos Ortiz, quien perdió su brazo izquierdo en un accidente siendo niño. Sobre el proyecto de desarrollo técnico de prótesis con movimientos biónicos, explicó que procuran abaratar una tecnología que es muy costosa utilizando dispositivos hardware libre y las impresoras 3D. "Una mano como la que yo uso, realiza movimientos a través del comando cerebral. Esta tecnología la recreamos a bajo costo para permitir el acceso a personas de escasos recursos", agregó Luis.

A la vanguardia

Una prótesis biónica se consigue a partir de los USD 10.000. Las más costosas rondan los USD 100.000, dependiendo de sus características y prestaciones. Los ingenieros del CITA afirman que los prototipos que ellos realizan podrían tener un costo de USD 2000, un precio más accesible para los habitantes del Paraguay.

En cuanto a software, los jóvenes investigadores están desarrollando aplicaciones destinadas a ayudar a personas con discapacidades auditivas, visuales y motrices. Una de ellas es un traductor del lenguaje de señas que permite una comunicación efectiva con personas con discapacidad auditiva. Otro software fue desarrollado para que en cualquier dispositivo móvil o PC, a través de gestos faciales o movimiento de la cabeza, se pueda hacer un click, para entrar a Internet o enviar un mensaje. Ahora trabajan en el desarrollo de una silla de ruedas inteligente a bajo costo. "Nuestro enfoque es la accesibilidad universal, la inclusión social y laboral de personas con discapacidad, dar oportunidades a través de la tecnología", enfatizó.

"Participamos constantemente de seminarios internacionales y presentamos nuestros proyectos y nos damos cuenta que no estamos muy lejos de la calidad de los trabajos que se hacen en universidades o centros de investigación de otros países de la región. Estamos bien. Por ello, el aporte que hizo Itaipu para la creación del PTI es muy importante para avanzar en investigaciones que pueden transformar las vidas de muchas personas", aseguró el coordinador del CITA.

Innovación como prioridad

Cuando María Teresa, llegó al PTI se propuso poner en orden la casa. Tras realizar rendiciones de cuentas de administraciones anteriores y sanear financieramente la institución, se abocó a reactivar los proyectos de investigación. "Encontré recursos humanos tremendamente desmotivados. Recuerdo que uno de los jóvenes investigadores me dijo: ´Estamos cansados de ser técnicos de Internet´. Eso me tocó mucho, principalmente, porque somos conscientes de los problemas que tenemos en el país, y de cómo el desarrollo tecnológico nos puede ayudar", señaló.

Había que dinamizar el PTI, así que comenzaron a visitar los centros tecnológicos y de innovación de otras partes del mundo para ver cómo trabajaban y conocer las últimas tendencias. "Nuestros técnicos fueron a España, y también estuvieron presentando sus trabajos en Gran Bretaña, Beijing, Alemania, Italia y Portugal", explicó María Teresa.

Bajar al plano material el conocimiento científico y aplicarlo en provecho de las comunidades con poco acceso a las comodidades y ventajas de la vida de la ciudad fue, a partir de entonces, la prioridad.

Energías renovables

Paraguay tiene mucha energía, con las hidroeléctricas de Itaipu (la mayor productora del mundo) y Yacyretá. Pero eso no logra evitar que comunidades distantes accedan a la red eléctrica. "Para esos casos, donde se requieren fuentes de energía alternativas, está el Parque Tecnológico Itaipu", afirmó la directora.

El proyecto con el cual tomaron impulso, fue el de la planta solar y eólica, construida en el predio de la Primera División de Caballería, situada en la localidad de Joel Estigarribia, zona inhóspita del Chaco paraguayo. "Cuando hacemos un proyecto nuestra intervención es integral, por eso nuestros ingenieros hicieron, desde el cimiento, hasta el montaje de los equipos. Si bien colaboraron otras instituciones, como la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) y las mismas Fuerzas Armadas, nosotros articulamos todo el trabajo. Se instalaron equipos de alta tecnología, traídos de Gran Bretaña, baterías especiales hechas en Alemania, soportes de Grecia, paneles solares de China y la iluminación LED de Suecia", comentó María Teresa.

Con este proyecto, la unidad militar experimentó cambios significativos. Ahora cuentan con suero antiofídico, porque puede ser refrigerado en una heladera, y, para comunicarse con sus familias, los soldados ya no necesitan buscar sitios con altura para captar la señal de telefonía celular, porque pueden hacerlo a través del sistema WiFi. El lugar se convirtió en un sitio de apoyo fundamental para la escasa y sufrida población de la zona.

La experiencia será replicada este año en la unidad militar de Lagerenza, una localidad más desafiante para implementar la planta solar. "El problema ahí es la provisión de agua, por ello compramos una bomba solar para levantar agua a los tanques y que puedan funcionar las duchas, algo tan básico y necesario. Todo lo que hacemos apunta a humanizar el trabajo, a dar calidad de vida", destacó.

Muchas empresas vienen al Paraguay por la energía que tenemos y porque la crisis energética es tremenda en el mundo. "Nuestro problema es de distribución, que requiere de una gran inversión, pero que estamos a tiempo de solucionar. Esos son los temas que nos preocupan desde el PTI. En cuanto a políticas energéticas, ya se elaboró el mapeo solar y eólico, que se complementa con un mapeo de 22 puntos con potencial para minirrepresas. No nos dormimos en los laureles, queremos estar a la vanguardia", ratificó María Teresa.

Por un ambiente sano

En el PTI también se trabaja en un proyecto de combustible sintético a partir de cubiertas en desuso. Enterados de esta iniciativa, representantes del Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo (SENEPA) manifestaron su interés en el proyecto considerando que tienen un depósito lleno de neumáticos recolectados en el marco de las campañas contra el dengue.

"Estamos a punto de ensamblar la máquina que extrae el metal de las cubiertas y luego las tritura para convertirlas en diésel. Esto no nació como un proyecto contra el dengue. Pero tras la visita de los técnicos de SENEPA, nos dimos cuenta la gran solución que puede ser para el problema del dengue, puesto que está probado que los principales reservorios de larvas de mosquito Aedes Aegypti se encuentran en las cubiertas en desuso", sostuvo.

En este proyecto se trabaja conjuntamente con una empresa privada, Metalúrgica Wilco, que participa en el desarrollo tecnológico y el diseño de la trituradora.

Cerca de la gente

Otro proyecto emblemático ejecutado por el PTI es el de las aulas móviles, que utilizan contenedores marítimos, a los que se les aplica un componente de innovación que consiste en un sistema extensible para hacerlo más grande y cómodo para impartir clases sobre diferentes oficios en localidades en donde no existen cursos de formación disponibles.

"Son aulas totalmente equipadas con aire acondicionado y todo lo necesario para desarrollar los cursos de mecánica de motos, soldadura, gastronomía, electro electrónica, e informática, que se dictan con profesores del Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP)", explicó.

Si bien hay otros materiales que podrían usarse, apuestan al uso de contenedores por ser más robustos y resistentes, ya que las aulas permanecen varios meses en lugares muy alejados, para luego ser trasladadas a otras localidades distantes. "Ahora estamos preparando uno para impartir clases de robótica y fomentar en los chicos el apego a las ciencias y la tecnología", destacó.

En el camino correcto

El factor presupuestario tiene peso para poder seguir avanzando en las diferentes líneas de investigación. La directora del PTI, encontró al llegar un presupuesto de USD 3 millones para la margen derecha (Paraguay), mientras que para la margen izquierda (el parque que corresponde a Brasil) el presupuesto era de USD 15 millones. "Tuvimos que hacer una rendición de cuentas de los proyectos, ponernos al día y así lo hicimos. Fue un gran trabajo que realizamos en el 2014, y que nos costó. En el 2015 pusimos en marcha varios proyectos, entre ellos la planta solar. Y este año estamos contando con G. 26.500 millones (USD 4,8 millones) asignados por Itaipu para seguir trabajando en innovación y tecnología", comentó María Teresa.

Hoy, los técnicos del Parque son invitados a participar de numerosos eventos científicos y también van como jurados a evaluar trabajos de otros técnicos a nivel mundial. "El PTI es miembro de la Asociación Internacional de Parques Tecnológicos, y, el año pasado participamos de un evento en Panamá, en el cual nos pusieron como ejemplo por las cosas que hacemos y el enfoque de nuestros proyectos. Por eso decimos que el parque tecnológico margen derecha tiene rostro humano, porque queremos llegar a la gente con soluciones tecnológicas concretas", concluyó.

Sistema paraguayo

El Sistema de Monitoreo de Gas SF6 (SMG-SF6), elaborado para la Subestación Aislada a Gas de la Hidroeléctrica Itaipu, y desarrollado por el Centro de Innovación en Automatización y Control (CIAC) del PTI, es motivo de orgullo.

Matías Colmán, ingeniero en automatización y control y coordinador del CIAC, explicó que trabajan en diversas tecnologías asociadas a la eficiencia energética, a la automatización de procesos y de sistemas eléctricos, redes inteligentes, ciudades inteligentes, vehículos eléctricos y un abanico grande de implementaciones.

"Hicimos el primer sistema diseñado en Paraguay que está operando en Itaipu. Dentro de los núcleos que tenemos en el CIAC está el de desarrollo de prototipos y fabricación de placas electrónicas. Hay una línea de prototipado de placas electrónicas y las ideas que tenemos las pasamos a un diseño con un software especializado. El proceso es muy simple, se saca la parte del cobre que no se va a utilizar y queda el circuito. Eso se pasa a un proceso de colocación de los componentes electrónicos. Luego se hace el proceso químico. Fue así como hicimos el prototipo del sistema de monitoreo de Gas SF6 para Itaipu, hecho a medida, a solicitud y en colaboración con técnicos de la binacional", destacó Matías.

Este sistema adquiere los datos a través de diversos sensores que están distribuidos en la subestación aislada, dentro de la presa, y con ello se tiene una vista en tiempo real de las condiciones de ese gas que se utiliza para aislar eléctricamente los conductos. Así se tiene una vista general de la planta y con un sistema tipo semafórico se sabe si hay algún problema. Una luz de alarma roja se enciende si hay inconvenientes, una amarilla anuncia algo irregular, y la verde el correcto funcionamiento.

"El operador o el técnico tiene un panorama general, y lo interesante es que como tiene un sistema online, donde se recaban los datos y se van guardando, lo que brinda la posibilidad de hacer tendencias. Se pueden ver variables de presión, temperatura, densidad de gas y humedad. Esto permite proyectar, con tiempo, si habrá una pérdida, para ir a revisar el lugar y verificar el sitio", señaló Matías.

El sistema permite un mantenimiento predictivo, no solo correctivo. "Los técnicos pueden adelantarse al problema y aprovechar un parada de máquinas preprogramada para solucionar pequeños detalles que en un futuro podrían llevar a una condición de paro de máquinas que sería bastante traumático para una hidroeléctrica de gran envergadura. Con este tipo de sistema se logra contribuir a la eficiencia de la usina", comentó.

Desde la óptica del desarrollo tecnológico, fue un gran logro cumplir estándares exigidos por la Itaipu. "Este sistema fue validado en Alemania para que pueda estar operando en la hidroeléctrica. Entonces tenemos un indicador de calidad internacional de nuestro sistema. Por eso es relevante para nosotros, porque probablemente es el único sistema que fue diseñado y fabricado en Paraguay y que está operando dentro del corazón de la Itaipu Binacional. Es una muestra muy importante de lo que se puede alcanzar. Para nosotros es un modelo exitoso", explicó.

En diversas etapas trabajaron más de 10 personas, ingenieros en varias disciplinas. Pasaron por muchas etapas de validación, pruebas de diversos tipos en laboratorio, y luego quedaron como 9 meses en ese ambiente de la usina. En el 2015 se hizo la entrega del primer lote del sistema con 60 puntos de medición. Ahora entregarán el segundo lote, con un poco más de 500 puntos de medición con lo cual se van a tomar los datos de toda la subestación aislada.

El centro de datos

José López, es el coordinador del Centro Tecnológico de la Información y Comunicación, órgano encargado de ejecutar y administrar las infraestructuras TIC que utilizan para gestionar todas las actividades del PTI. "Nuestro principal producto es el centro de datos, con el cual pretendemos prestar servicios hacia afuera, de cloud computing. En este sentido hemos hablado con Itaipu que va a traer sus equipos, y también las FF.AA están interesadas en traer sus equipos aquí", resaltó José.

Además prestan servicios de desarrollo de sistemas, como el de Gestión que están implementando en el Correo Paraguayo que les ayudará a trabajar con mayor transparencia y agilizar los trámites, o el portal en Internet y aplicaciones para el Jardín Botánico.

También trabajan en el desarrollo de una aplicación que consiste en un mapeo de sitios históricos y culturales del Paraguay, en conjunto con otra organización.

Este centro cuenta actualmente con 14 personas y tres pasantes que se dedican al desarrollo de aplicaciones. Cuenta con una pasante encargada de la planificación estratégica de marketing hacia afuera y un investigador que está haciendo su doctorado en la Universidad Nacional de Asunción. "El impacto de nuestro trabajo es amplio y puede verse en el ámbito cultural, histórico y fundamentalmente en cuanto al desarrollo de sistemas de gestión, para transparentar el trabajo de instituciones públicas y de esta manera apoyar al gobierno nacional", destacó José.

Tecnología para la educación

La doctora Laura Battilana es la coordinadora del Centro de Innovación en Educación del PTI creado para apoyar y fortalecer la masa crítica del país. "Aquí trabajamos con tecnología para la educación. Planificamos y elaboramos proyectos destinados al ámbito educativo externo, pero también fortalecemos la capacidad interna de los técnicos, ingenieros y administrativos del PTI, e intervenimos en varios proyectos orientados al bachillerato técnico de la región, y la formación técnica a nivel país", explicó.

Además del exitoso proyecto de aulas móviles, que surgió de un convenio tripartito entre la Itaipu Binacional, el SNPP y el equipo técnico del Centro para capacitar en oficios de rápida salida laboral a 1.000 ciudadanos, el PTI también otorga becas para estudiar en la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA). "Los jóvenes seleccionados según criterios de pobreza y de nivel de rendimiento académico, acceden a una beca. Hoy los becarios están cursando 47 carreras diferentes en Foz do Iguazú, Brasil, para recibir títulos de grado", señaló Laura.

Otro proyecto es el CITICs que consiste en instalar Centros de Tecnología en zonas vulnerables del país como por ejemplo Ñacunday, Repatriación, o Curuguaty, y que próximamente se establecerá en el Chaco. "Consiste en la dotación de equipamientos tecnológicos con acceso a internet, en donde se dictan capacitaciones a los ciudadanos de los diferentes edades, niños, jóvenes y adultos de la tercera edad, en el manejo de herramientas informáticas, emprendedurismo, educación sanitaria, desarrollo territorial. Son centros de innovación de punta que permite llevar el desarrollo a los habitantes de esas localidades", mencionó.

También hizo mención del programa de Planificación Estratégica nacional, posgrado del Instituto de Altos Estudios Estratégicos que, en 48 años, por primera vez que se descentraliza del Consejo de Defensa Nacional para ser realizado en el PTI y formar a 41 líderes de la región este del país.

Etiquetas: #Itaipú#Ciencia

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