El New York Fashion Week –o Semana de la Moda de Nueva York– fue sin dudas el escenario de la consolidación de la ex Spice Girl Victoria Beckham como diseñadora.

En el edificio Cunard, subió a pasarela una gran colección, la más sofisticada que se le pudo ver hasta ahora, recibiendo la ovación del público.

En esta ocasión, la británica desarrolló un estilismo de marcada línea masculina, con jerséis de cuello alto, colores oscuros y ausencia de escotes. Sus creaciones se han inspirado en las colecciones de la Tate Britain y en los cuadros de Paul Nash, entre el paisajismo y la vanguardia.

Estampados racionales en tonos azules y marrones en los vestidos de seda y guantes de piel hasta el codo conviven con estrictos trajes chaqueta que han hecho de su marca un referente del armario de mujeres que buscan un atuendo práctico.

"Siempre he defendido que, para mí, es importante conocer el cuerpo de la mujer. En esta ocasión prefiero utilizar la expresión consciencia del cuerpo". "Hay un sentimiento de familiaridad en cada una de las piezas", expresó Victoria al describir su colección. "La artesanía, la excelencia y el savoir-faire [de esta industria] tienen la capacidad de hacer que una mujer se sienta más fuerte y protegida", enfatizó.