Ya sea que se esté pensando en construir un proyecto de vida en común o ya se esté viviendo de a dos, el dinero no tiene -ni puede- estar ausente en las conversaciones. Lejos de ser un tabú, es un tema transversal a todas las áreas de la convivencia.
Por: Jazmín Gómez Fleitas
"Gastamos dinero que no tenemos para comprar cosas que no necesitamos e impresionar a gente que no nos agrada", dijo Dave Ramsey, empresario y experto en finanzas. Quizás no lo evaluamos ni a fondo ni muy a menudo; pero el manejo de nuestro dinero refleja cuáles son nuestras prioridades, o bien, qué es lo que andamos descuidando.
Cuando decidimos compartir nuestra vida con alguien más, este factor que atraviesa todas las áreas de la vida, es imposible de esconder. Todo sale a la luz, y evitar hablar de las finanzas porque se cree "innecesario", es algo que sin duda se heredó de épocas pasadas en las que se lo veía como un tabú. Los tiempos en los que sólo uno de los dos miembros de la pareja saldaba los gastos, ha quedado totalmente atrás.
Hoy, es fundamental en la pareja; ya que cada vez más jóvenes buscan gastar sus ingresos en experiencias (viajes en primer lugar, antes que en adquirir objetos de valor). Hay que tener una conversación sincera que vaya más allá de simplemente resolver cómo se pagarán las cuentas, sino que acuerde la manera en la que disfrutarán juntos de su vida; es decir, en qué gustos gastarán o cómo disfrutarán de su tiempo libre.
La psicóloga y directora de Superarte, Daisy Abente, señala que es vital hablar de economía durante el noviazgo, antes de llegar al momento de la convivencia. "Cuando se vive juntos, uno le está entregando su día a dia en sus hábitos, por eso hay que hablarlo antes. ¿Cómo maneja su plata mi novio/a? ¿Cree que el ahorro es bueno o malo? ¿Es un gastador compulsivo? ¿Cómo querríamos disfrutar nuestro dinero juntos? Es un buen momento para empezar a interiorizarse de cosas así", explica.
Lo que se debe hablar antes
"¿Qué podemos hacer sin dinero? Es una herramienta que necesitamos para vivir", reflexiona la Lic. Abente. Y justamente al respecto, explica que antes de unir sus vidas, en las conversaciones previas se debe incluir el tópico de qué tipo de familia se querrá. "En esta etapa uno debe ir pensando si se van a casar y tener hijos; si es así, cuántos hijos. O quiero una familia que la conformemos solo nosotros dos sin hijos y que apliquemos a un posgrado o viajemos más. Las posibilidades son tan diversas, que es importante señalar cuál es el plan de vida que se tiene para sí mismo y si funcionaría eso en pareja".
El dinero es transversal y no discrimina ningún área de la vida. Desde pagar las cuentas hasta tener para el recreo de los hijos. "Todo tiene un costo y cuanto antes nos demos cuenta de que es un tema sobre el cual podemos aprender más, vamos a poder analizarlo y proyectarnos a un futuro en pareja. Porque el dinero es una herramienta que cubre necesidades, gustos y metas; no está solo para pagar deudas", puntualiza Abente.
Al hablar de la mejor manera de administrar las finanzas en pareja, realmente no hay una regla específica. "No hay fórmulas secretas. Así como cada persona tiene su sistema, la pareja también forma el suyo. Lo que sí podemos es hablar de pautas generales. Se debe resolver de antemano si el dinero lo van a usar juntos o separados. Saber que el mínimo ideal para el ahorro es el diez por ciento del salario; pero si se puede más, genial. Y que respecto a las deudas, sería conveniente que no superen el 32% de los ingresos".
Aquí justamente ingresa la necesidad de contar con un presupuesto, que básicamente contemple lo que menciona Abente, y nos ayude a visualizar lo que apartamos para las necesidades -comida, movilidad, alquiler, luz, agua, etc.-, los gustos -salidas de fin de semana, cenas, etc.-, las metas, y finalmente, los gastos variables. "A mí me encanta decir que el presupuesto es tu vida puesta en números, porque transmite qué hacés todos los días y cómo vivís. En la medida que nos conocemos, vamos a ir identificando nuestras debilidades y valores; lo cual nos ayuda a definir cómo queremos usar nuestros ingresos", puntualiza.
Y agrega una reflexión fundamental: "Si estamos sufriendo de estrés financiero, si el dinero nos está robando la paz, es una señal de alerta de que algo estamos haciendo mal. Ahí tenemos que hacer una mirada personal y responder: ¿Cómo estoy usando mi dinero hoy? Para descubrir las áreas que reforzar, rever y cambiar, y a partir de ahí, usar el dinero de manera más inteligente y responsable, para que estemos tranquilos".
Resolverlo juntos
Abente resalta que los problemas financieros en las parejas dependen de la cantidad de años de casados, si tienen hijos, de las deudas, de varias circunstancias externas que se suceden. Sin embargo, ella resalta que el punto crucial es la falta de diálogo sobre el dinero. "Es como que sigue siendo un tabú. No se entienden en cuanto a los gastos. Por qué él gasta tanto en esto y ella tanto en lo otro. Vivir así, es vivir a ciegas", enfatiza.
Ella sostiene que hay que seguir insistiendo en las habilidades de comunicación, tanto en saber escucharse y expresarse; así como en honrar la palabra cuando uno de los dos se compromete en pagar algo. "La pareja es la mejor aliada para hacer frente a los malos hábitos e incorporar nuevos, ya que llevan tiempo. Creo que el gran desafío de las parejas es que se puedan ayudar en las crisis, cambiar juntos, andar verdaderamente en par. Y si a uno le cuesta algo, el otro está para sostenerle y ayudarle", resalta.
Otra de las situaciones tiene relación con la familia extendida. "Nuestra sociedad está muy acostumbrada a andar en clan. Por ejemplo, uno de los hijos o hijas que trabaja en 'un buen lugar' y ya formó su familia, tiene como una presión social tácita de que por estar 'trabajando bien' tiene que poner dinero para el entorno. Hay una fuerte presión cultural de 'un solo proveedor' y eso no es viable. No nos sintamos mal por poner límites porque cada uno hace el diseño de su vida. 'No voy a poder sacarte este préstamo o comprarte tal cosa'". Se trata, en síntesis, de poder decir que 'no' sin culpa; porque la idea es que cada uno pueda seguir creciendo y buscando el equilibrio, sin dejar de ser también solidarios con los familiares. "Identifiquemos estas situaciones no sanas o incluso de dependencia, y no dejemos que eso influya directamente en nuestros planes con nuestra pareja y/o familia", nos dice la especialista como un consejo final.