Una de las instituciones más representativas dentro del sistema de justicia de nuestro país lo constituye sin dudas el Ministerio Público, una entidad de enorme peso, ya que representa a la sociedad ante los órganos jurisdiccionales de la República, para velar por el respeto de los derechos y de las garantías constitucionales. No es menor el rango y la autoridad que impone como representante de los intereses ciudadanos, y como tal es menester que accedan a ella, tanto a la cabeza de esta repartición como los colaboradores, los mejores hombres, los más preparados, que se distingan por su honradez y el impulso que puedan imprimir a su gestión.

Por ello, en días en que la labor de la Fiscalía General del Estado está bajo escrutinio, debido al vencimiento de mandato del actual titular de esta institución, es bueno el sano ejercicio del debate sobre la importancia del cargo.

En efecto, Francisco Javier Díaz Verón ha cumplido su mandato. En noviembre pasado feneció ese mandamiento que recibió para ejercer el máximo cargo dentro del Ministerio Público. De hecho, el Consejo de la Magistratura ya inició el procedimiento para seleccionar a un nuevo jefe; este proceso en el que se da entrada a las carpetas de los postulantes podría concluir –así como lo señalan los integrantes del citado cuerpo– en mayo próximo.

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Aunque el Ministerio Público crece en su presupuesto cada año, aún dista de ser una institución intachable y en esto ha tenido mucho que ver la gestión de Díaz Verón, cuya labor como fiscal general no satisfizo. Ni al estamento judicial y, sobre todo, a la ciudadanía.

Desde su implementación, la Fiscalía ha recibido más y más recursos –humanos y técnicos– y más responsabilidades, extendiendo su jurisdicción al estar presente en todos los rincones del país, pero lo cierto es que la ciudadanía no observa aún un real acceso a la justicia.

Hoy, el Ministerio Público se muestra con una imagen distante que debe transformarse en una mayor capacidad de proximidad tanto de los agentes o asistentes fiscales como de su autoridad máxima. En una palabra, estos funcionarios deben tener mayor sensibilidad para aquellas personas que buscan un amparo de la Justicia.

Hay que llevar a la titularidad de la entidad a una persona que reúna no solo idoneidad y probidad. De hecho, estas son virtudes que son esenciales al cargo, pero debe también ser capaz de capacidad de gestión y de tener el ímpetu, el arranque, para transformar el discurso en hechos concretos, y las palabras en acciones.

La institución debe saber acercarse a la sociedad, por las vías que fuere, no solo para desempeñar su misión que está sustentada en la propia Constitución Nacional, sino para otorgar una imagen proactiva y preocupada por resolver los distintos hechos punibles que se suscitan.

Pero la defensa de la sociedad por parte de los fiscales y funcionarios requiere asimismo una mayor capacitación de éstos. Solo con entrenamiento permanente los representantes de este organismo tendrán mejores habilidades para asistir a los ciudadanos, en especial con un trato diferenciado y humanitario, que la respuesta que reciba de una institución de su naturaleza sea expeditiva, concreta, pero a la vez firme.

Mejorar la asistencia no solo pasa por mejorar su estructura, sino aggiornarse a nivel interno. Por eso es importante tanto la capacitación así como el acercamiento hacia las personas que buscan respuesta ante sus dificultades judiciales.

Estos son los aspectos clave que el próximo fiscal general del Estado debe tener en cuenta para llevar al Ministerio Público a un estadio de evolución, de real proximidad con los problemas ciudadanos y es por esta razón que la tarea que compete al Consejo de la Magistratura reviste gran importancia. Hay que llevar a la titularidad de la entidad a una persona que reúna no solo idoneidad y probidad. De hecho, estas son virtudes que son esenciales al cargo, pero debe también ser capaz de capacidad de gestión y de tener el ímpetu, el arranque, para transformar el discurso en hechos concretos, y las palabras en acciones.

El Ministerio Público no solo está llamado a investigar, sino también a prevenir, con una mayor atención a la ciudadanía y es hacia esa ruta que debe dirigirse el próximo conductor de esta institución.

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