Cuando se pone el odio por encima de la salud de la gente, se adopta una actitud inhumana y de terror. Esta es la manera más simple en la que se puede describir la actuación de algunos legisladores, amparados en cargos públicos y sin escrúpulo alguno, que adoptan decisiones que afectan directamente a la gente, solo con el mezquino objetivo de trabar todo para que el "adversario" político no logre lo que ha planificado.

La lucha política es aceptable y es parte del juego democrático, pero es terrorífico cuando de manera inhumana se pone en riesgo la vida de la gente. Este tipo de actitudes egoístas e irresponsables, inhumanas y de terror, es el que adoptó la senadora Desirée Masi. Su accionar quedó al descubierto al conocerse detalles de una conversación en un grupo de Whatsapp. La inconciencia como ésta es la que desnaturaliza la función que deben cumplir los llamados representantes del pueblo.

Tanta es la caradurez de la senadora así como de otros legisladores que le siguen, que ellos mismos se presentan ante todos como baluartes de una supuesta lucha a favor de la ciudadanía. La verdad, sin embargo, siempre sale a luz. Ellos son los que apuñalan a la gente con sus acciones. Estamos hablando de la conversación que Masi mantuvo con el mismísimo presidente del Congreso Nacional, Roberto Acevedo, en el grupo "SOS Paraguay" en el que también "bromearon" sobre un atentado al presidente de la República, caso que ahora está en la justicia.

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Una nueva publicación sobre lo compartido en ese grupo ha dado detalles reveladores de cómo intentaron frenar y cortar el Presupuesto General de la Nación 2017, que de hecho el Senado aprobó con muchas modificaciones que obligó al Poder Ejecutivo a vetar la ley y utilizar de nuevo el Presupuesto 2016.

Masi, siendo incluso médica de profesión y se supone debe velar por la vida, ha demostrado que ni siquiera la salud de la gente le interesa, con tal de trabar todo lo que hace el Gobierno. La prueba más fehaciente está en lo que propuso hacer: cortar los fondos en áreas de la salud. Y lo hacía impunemente en su carácter de presidenta de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Senadores, hasta donde llegó luego de que Acevedo tomara la presidencia del Congreso.

La doctora-legisladora dice en el grupo, dirigiéndose a Acevedo, que estaba "armando un kilombo con los sindicatos, con espíritu navideño". Además, revelaba que el "IPS (Instituto de Previsión Social) se quedará sin cargos nuevos para Geriátrico, Ingavi y Nanawa".

Otra grave acción inhumana y de terror se demuestra cuando señala que el Instituto del Cáncer se queda "sin presupuesto para compra de nuevos equipos". Esta actitud cuando menos es moralmente reprochable a sabiendas de las condiciones en que viven los pacientes que recurren a este centro asistencial y las grandes necesidades que existen en el país para el tratamiento de una enfermedad crónica tan grave y costosa; como son las afecciones oncológicas.

Con las revelaciones del contenido de las conversaciones entre parlamentarios se entiende por qué desde un inicio tanto Masi como otros parlamentarios de la oposición y la disidencia colorada intentaron desacreditar las denuncias.

No solo hablaban de tratar de descabezar el Poder Ejecutivo, sino también de chantajear, presionar y extorsionar a costa de la propia vida de la gente.

Se entiende ahora por qué la desesperación inicial de negar la existencia de la conversación, como lo hizo primeramente Masi. Se entiende por qué desde que aparecieron detalles de las conversaciones, subió el grado de violencia verbal que se utiliza contra la administración central y las autoridades del Ejecutivo.

No hay forma de explicar lo claramente demostrado en las conversaciones. Evidentemente, el discurso de estar a favor de la gente pronunciado por Masi y sus seguidores es pura mentira. El interés está en dañar al máximo al Gobierno, sin importar la vida de la gente. Y eso, no solo es reprochable; es inhumano y de terror.

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