"Es lo más democrático, porque aquí va a ser el pueblo el que en forma directa va a decir si está de acuerdo o no con la reelección, mientras que en la reforma constitucional se establece un sistema indirecto, porque se eligen primeramente a los constituyentes en una asamblea nacional para reformar todos los aspectos legales de la Constitución", indicó.
A modo de ejemplo, aludió al caso de Colombia, en donde luego de más de 50 años de lucha en contra de la guerrilla, el pueblo colombiano, a través de una consulta popular vía enmienda, rechazó el acuerdo que el presidente Santos había acordado con las FARC. "El pueblo directamente expresó su voluntad. Hay que recordar también que la Constitución moderna del sistema occidental, la Constitución de los Estados Unidos tiene 25 enmiendas, de las cuales una de las primeras es la reelección", puntualizó.
El analista recordó, además, que el sistema republicano occidental se sustenta sobre los principios cardinales que se lograron en la revolución francesa, que dice que la legitimidad de un gobierno radica sobre la expresión popular. "Entonces, siempre hay que respetar la expresión popular, esa es la verdad. Aquí existe un temor muy grande y se trata de eliminar la participación ciudadana, porque estos políticos adversos están carentes del calor popular y tratan de crear un microclima de desestabilización para respaldar su orfandad popular", aseguró.
En otro momento, mencionó el dinamismo de las constituciones, tal como lo hizo Vanossi al analizar la Carta Magna paraguaya. "La Constitución no puede quedarse en el tiempo. La Constitución no es algo fosilizado que nunca más debe someterse a discusión. Si nosotros analizamos la Constitución Nacional de 1992, esa Constitución reconoció innumerables garantías; reaccionó a un modelo autocrático y concedió tantas garantías que al final todos esos elementos hoy aparecen y ameritan un debate", precisó.