Dominic Houlder y Nandu Nandkishore.

TIME

Hay una tierra cronológica de nadie, de la que los ejecutivos se mantienen diligentemente alejados, como si fuera una especie de triángulo de las Bermudas. Hemos trabajado con corporaciones alrededor del mundo y la frase que simplemente nunca escuchamos es esta: "el mediano plazo".

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El mediano plazo -lo que va suceder en seis meses, nueve meses, un año, 18 meses- no es una unidad de análisis que se use comúnmente en los ámbitos corporativos del mundo. Las razones para esto se explican de manera simple: las juntas directivas tienen tres zonas temporales claramente delineadas:

- La primera es el pasado. A pesar de todos sus brillantes edificios centrales, diseñados por arquitectos para tener amplios espacios abiertos, las compañías suelen ser esclavas del pasado. Un sentido de historia es algo poderoso, pero puede volverse claustrofóbico y similar a un museo. "Esta es la forma en que siempre lo hemos hecho" es una frase que todos nos hemos encontrado.

- La segunda zona temporal es el corto plazo. El incansable ritmo de los resultados trimestrales es el metrónomo de la vida y la toma de decisiones ejecutivas.

Los reportes trimestrales sí brindan disciplina organizacional, pero también alientan una fijación potencialmente peligrosa en el momento, reparando y sobrellevando en lugar de atender los grandes temas que le darán forma al futuro de la corporación.

- La tercera zona temporal es el largo plazo. Aunque el mundo a los reportes trimestrales es el espacio de los gerentes, el largo plazo es el feudo de los líderes. Es placenteramente ilimitado.

Conforme los gerentes lidian con entregar resultados de corto plazo para mantener elevado el precio de las acciones y los líderes evangelizan sobre el futuro de largo plazo de la organización, el mediano plazo es prácticamente olvidado. Esto omite un hecho de la vida: moverse del corto plazo hacia el largo plazo requiere que usted negocie exitosamente el mediano plazo.

La industria del capital de inversión tiene un claro entendimiento de importancia el mediano plazo. La belleza del modelo de la industria es que no sucumbe a los esfuerzos del corto plazo o los sueños del futuro. Construye desde cero y después se sale conforme la construcción se acerca a su término. La disciplina consiste en salirse en el momento adecuado.

Los otros claros campeones del mediano plazo son los negocios familiares. En su mejor momento, las empresas familiares combinan tres elementos cruciales para el éxito corporativo: propósito, disciplina organizacional y paciencia. Hay poco en su pensamiento que sea a corto plazo. En lugar de ello, razonada y apasionadamente abrazan el mediano y largo plazo.

El corto plazo es el movimiento cotidiano gerencial de apagar incendios y resolver problemas. El largo plazo es un sueño. El mediano plazo es donde las compañías adquieren forma -donde realmente logran resultados y crecimiento.

(Dominic Houlder es profesor adjunto de administración estratégica y emprendedora en la London Business School e instructor ejecutivo. Nandu Nandkishore es un Executive Fellow en la London Business School. previamente fue director de la junta ejecutiva de Nestlé SA)

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