• Por Antonio Carmona

En un artículo titulado "La larga noche trágica del Paraguay", en homenaje a don Ramón del Valle-inclán, "fundador "con Tirano Banderas de la novela de dictadores latinoamericanos", Augusto Roa Bastos hizo una precisión, criticando a la dictadura del Tiranosaurio, que hoy me parece válida de resucitar, al respecto de "la fachada institucional" del estronismo: "En el campo político se opone naturalmente, a toda forma de alternancia; incluso en las estructuras de soporte interno: Fuerzas armadas, partido oficialista, aparato político policial represivo. Un signo de ello es que los sectores del partido instrumentado por el poder, leales a su tradición republicana, nacional y populista, han repudiado esta colaboración exiliándose hace mucho tiempo".

Se refería obviamente a los tantos dirigentes y militantes colorados que se exiliaron o fueron exiliados ante la inminencia de la dictadura militar, en la que una buena parte del coloradismo, actuó de comparsa, con buen pago de prebendas por los servicios prestados, vale precisarlo.

  • En esta tradición hemos tenido y tenemos a dirigentes políticos y referentes mediáticos tratando de alinear como velas, hasta con amenazas, difamaciones y calumnias, a los que se oponen a su opinión como verdad única y absoluta, al igual que los totalitarios. Y tenemos políticos y comunicadores que se llenan la boca hablando de democracia y criticando a los “totalitarios”, siempre y cuando no sean de su secta.

El programa La Voz del Coloradismo era, en realidad, la voz del estronismo, propagada por los paniaguados de Stroessner, en algunos casos, incluso como el del Único Líder, sin necesidad de afiliación, despotricando contra los "contreras" y amenzándolos, segundados por el diario Patria, incluidos colorados, liberales, febreristas, democristianos, independientes…es decir, contra los que no se alineaban como velas, como diría años más tarde un antiestronista con ínfulas estronistas. Ser insultado o agredido por ese programa era casi una condena judicial, con la única alternativa de ir al exilio para evitar la persecución, la cárcel, la tortura…la muerte.

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La pasión dictatorial de alinear como velas, una traducción sui géneris de un ñe'enga tradicional, no se fue con El guaratubano al exilio, primero en Guaratuba y luego en Brasilia; se quedó aquí y sigue firme, es decir tratando de mantener "firmes" a los distintos estamentos de la sociedad.

La voz del coloradismo no pretendía comprar, más allá de a sus voceros que se ofrecían esperando cobrar generosamente su generosidad, para difundir sus obras, que canales y radios oficiales y oficialistas, que eran mayoritarios lo hacían a cambio de su derecho a existir; sino denigrar, insultar, amenazar, difamar y amedrentar a los que no se alineaban. Era algo mucho más grave que una conversación o una oferta pública a las radios del interior o a los canales nacionales de televisión o a las radios comunitarias, como ya se ha hecho durante esta confusa y camandulera transición.

Pretender confundir estos intentos desaliñados de comunicación o, si se quiere interpretar, de compra-venta de favores, con el terrorismo de Estado es muy grave; sencillamente, porque lo que se está haciendo es blanquear el verdadero terrorismo estatal, como en cierta medida logró el estronismo identificando el terrorismo estatal con un partido, camuflayando como una "causa política" partidaria, lo que era terrorismo de Estado contra la democracia y las libertades, contra la ciudadanía en general; es decir, contra la que no se alineaban como velas tras "El General".

En esta tradición hemos tenido y tenemos a dirigentes políticos y referentes mediáticos tratando de alinear como velas, hasta con amenazas, difamaciones y calumnias, a los que se oponen a su opinión como verdad única y absoluta, al igual que los totalitarios. Y tenemos políticos y comunicadores que se llenan la boca hablando de democracia y criticando a los "totalitarios", siempre y cuando no sean de su secta; por ejemplo, los bolivarianos que hablan de la voz del coloradismo mientras aplauden la voz del chavismo o la del "madurismo", con la cadena oficial día a día, a toda hora, mientras cierran medios de comunicación, llenan las cárceles de presos políticos y mantienen a un pueblo hambreado hasta la desesperación.

La voz del coloradismo se fue con Stroessner, pero los estronistas, y sus discursos agraviantes y denigrantes desde las voces del totalitarismo, contra quienes no están de acuerdo con ellos, nunca se ha ido. Y lo que es más grave, parecen recrudecer con nuevas ínfulas.

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