Una y otra vez Simons superponía ideas e imágenes de un Estados Unidos plural para dar lugar a prendas que generan deseo.[/caption]
El romanticismo futurista del diseñador en su máxima expresión propone un regreso a lo esencial desde la innovación.[/caption]

Uno de los desfiles más esperados de la Semana de la Moda de Nueva York finalmente se realizó, desvelando la primera colección de Raf Simons para Calvin Klein en la segunda jornada del evento. Muy riguroso, su debut estuvo a la altura de las expectativas.

Su nombramiento en agosto como nuevo director creativo de la emblemática enseña fue recibido con entusiasmo, y es que la industria ve en él uno de los diseñadores más solventes del panorama actual.

Tras su corto paso por Dior, el belga sigue en ascenso y aprovechó esta ocasión para transmitir su particular mirada sobre América entrando de lleno en materia: "Toda esta gente con diferentes estilos y códigos de vestir –explica en su nota del desfile– es el futuro, el pasado, el art déco, la ciudad, el Oeste… todas estas cosas y ninguna de estas cosas. No una era, no una cosa, no un look".

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Describía su colección como el conjunto de toda esta compleja amalgama de influencias a través de su particular mirada, habituada a trabajar en las profundidades, lejos de lo superficial. Un discurso que también se tiñó de reivindicación tras la elección como presidente de EEUU de Donald Trump, quien se niega a comulgar con la diversidad del país que ahora gobierna.

Calvin Klein se sumó a la campaña #tiedtogether regalando a los invitados su propia versión de la pañoleta blanca como signo de protesta.

El diseñador Raf Simons y su mano derecha, Pieter Mulier, al término de la presentación.[/caption]

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