• Por JULIO IBARROLA
  • Ex diputado nacional

En nuestra serie de notas sobre la verdad de Guahory, hoy nos atrevemos a hablar sobre un gran pensador: el Dr. Adrián Rogers, quien en 1931 expresó lo siguiente: Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para no recibirlo.

El Gobierno no puede entregar nada a alguien, sin antes haber quitado a alguna otra persona. Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ella, y cuando esta otra mitad se convence que no vale la pena trabajar porque alguien les quita lo que han logrado con su esfuerzo, ese es el fin de cualquier Nación.

No se puede multiplicar la riqueza, dividiéndola. Se dice que todas las comparaciones son odiosas, pero a veces las circunstancias obligan.

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Por un raro designio, aparecen personajes que tienen la misma visión del tiempo y del espacio, mira y ve por décadas adelante. Nuestra comparación es con el Dr. Eligio Ayala, cuando en uno de sus libros, cien años atrás ya hablaba del fruto del trabajo, el capital y que coincidencia, ambos de acuerdo plenamente.

Lanzo estos pensamientos para preguntar al presidente del Indert, cómo explica que humildes campesinos paraguayos, los Benítez, los Romero, los Giménez, con cinco a diez hectáreas y sacrificios de décadas, han fundado como el caso de Guahory y son consideradas tierras malhabidas.

Algunos inclusive pagaron todo por sus tierras hace diez años y el Indert no les entrega su título. Hay otras personas de mil, dos mil, cinco mil, diez mil hectáreas y que viven en las grandes ciudades. Y no son consideradas en la tesis del Indert como tierras malhabidas.

O le pregunto al presidente del Indert si las 1.703 hectáreas que el Gobierno de Stroessner le regaló a Humberto Rubin en Alto Paraná como agradecimiento por su apoyo y alabanza de su Gobierno, no es tierra malhabida.

Esta es la gran pregunta, un humilde campesino de cinco o diez hectáreas es despojado de sus tierras, como en el caso de Guahory hoy, para entregarlos a conocidos delincuentes que desde el postestronismo, lo único que han demostrado es asaltar propiedades, no trabajar las tierras y pedir al papá Estado todo.

Surge el cuestionamiento y pedimos una aclaración, porque resulta inexplicable que la institución quiera mantenerles a esos humildes campesinos que labran, trabajan la tierra y hoy han adquirido casas para que sus hijos puedan aprovechar que se les presentan para poder ingresar en las universidades. La tesis del Indert de la reforma agraria es que los campesinos queden en sus propiedades, vivan en chozas y con sus hijos ignorantes.

Nosotros no estamos de acuerdo con esta tesis, aplaudimos si lo que el Gobierno de Horacio Cartes está realizando, adquirir tierras, construir caminos, asesoramiento técnico, y buscar mercados para asegurar el trabajo y el producto a nuestros humildes compatriotas.

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