Lima, Perú. AFP.

Pablo Andrade y Amadeo García son únicos y guardan un tesoro invaluable. Son los últimos hablantes de dos lenguas originarias que, junto a otras 15, están "seriamente en peligro" de desaparecer en Perú, golpeadas por la modernidad y la depredación de los bosques. Pablo, de 65 años, vivía con su hermana Rosa en la comunidad Esperanza del Amazonas (región Loreto). Pero hace unas semanas ella fue asesinada por un desconocido.

De la estirpe hablante de resígaro, que hace 10 años integraban 37 personas, hoy solo queda él. Los demás se unieron a la etnia ocaina y dejaron de hablar su lengua madre, contó a la AFP el antropólogo Alberto Chirif.

La malaria, los caucheros y la contaminación de los ríos por derrames de petróleo diezmaron a los taushiros, ubicados en la quebrada Aguaruna, igualmente en Loreto. De ellos solo queda Amadeo, de 67 años, quien vive solo y no se acostumbra a la ciudad.

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Cuna de la civilización inca, en Perú aún hay unas 3,4 millones de personas que hablan el quechua, según el ministerio de Cultura, e incluso la televisión estatal emite un noticiero diario en esa lengua todas las mañanas desde fines del año pasado. Similar acción planean con el aimara, con casi medio millón de hablantes. Otras no corren la misma suerte.

"Existen cuatro lenguas originarias en peligro y otras 17 están seriamente en peligro, lo que representa cerca del 50% de todas las lenguas originarias", dijo a la AFP Elena Burga, jefa de la Dirección de Educación Intercultural Bilingüe y Rural, quien cita una investigación del ministerio de Educación.

DESAPARECIERON 37

En Perú ya han desaparecido 37 lenguas originarias, como el mochica o el culle, según datos oficiales. Se debilitan por la expansión del castellano que vulnera la identidad del nativo, en especial de los niños. A eso se agregan otras amenazas: el incremento de invasores de tierras en la Amazonía, compañías petroleras, traficantes de maderas, de droga, minería ilegal que desplaza a las etnias.

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