Por Mauricio Muñoz

Director ejecutivo del Centro Tecnológico de Desarrollo e Investigación (Cetedi), ONG que desarrolla proyectos de RSE para instituciones y empresas.

Recientemente me tocó ser parte de una acción de voluntariado que me llenó de satisfacción y alegría. Una cuadrilla de 12 funcionarios de una empresa con la que nuestra ONG trabaja encaró una intervención en una pequeña escuela de la comunidad de Villeta.

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El grupo, conformado por administrativos, pintores y electricistas, construyó un baño nuevo en la institución e hizo además tareas de mantenimiento de dos aulas de la pequeña institución, a la cual asisten aproximadamente 30 niños y niñas. Lo más importante es que los empleados que donaron su tiempo contaron con la ayuda de la comunidad circundante.

El costo de la actividad se ciñó a pintura, brochas y otros materiales, mientras que el resultado fue una escuelita remozada y mejorada, con todos los beneficios que ello implica para los estudiantes.

Muchas empresas que han tomado la decisión de contribuir con el desarrollo de la comunidad se encontrarán con la limitación de la inversión de valiosos recursos económicos. Sin embargo, hay un valor propio de la empresa que siempre es muy importante: la capacidad de sus recursos humanos.

"Hay un valor propio de la empresa que siempre es muy importante: la capacidad de sus recursos humanos".

Dentro de la nómina de funcionarios de una empresa de cualquier porte se encontrarán con importantes capacidades técnicas que pueden ser utilizadas en actividades de cooperación con el mejoramiento de las condiciones de desarrollo humano de la comunidad circundante a la empresa, y las actividades de destino podrán ser tan variadas y de diferentes tamaños, según la necesidad y la posibilidad de asistirlas.

Desde la instalación de artefactos eléctricos en aulas de escuelas, como lo realizó la firma Agrofértil en San Pedro, o también la pintura de un consultorio médico del puesto de salud del barrio o el mejoramiento de un parque público o ayudar en la distribución de meriendas en un festejo por el Día del Niño, son apenas unos pocos ejemplos de las tantas tareas que pueden realizarse.

El papel de la empresa y sus directores será la de proveer tiempo útil laboral de los funcionarios, y aquellos materiales que sean necesarios, dándose también la opción que estas actividades se organicen los fines de semana. Aún así, debe quedar claro el apoyo que da la empresa para que la actividad se realice, más aún si esta se realiza en forma conjunta con las organizaciones de la comunidad.

Además de los resultados concretos de estas actividades, que serán de mucha utilidad para los beneficiarios, están los valores agregados intangibles, pero muy valiosos en el fortalecimiento del capital humano de la empresa. Hablo de las sensaciones de los funcionarios de ayudar a un prójimo desconocido, o de la satisfacción que se siente al brindar un momento de alegría a niños, niñas, madres y padres de familia o jóvenes de la comunidad.

La sensación de ser útiles más allá de las paredes de la empresa es una satisfacción positiva en nuestro aporte al desarrollo humano y la sostenibilidad de la empresa.

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