La senadora Desirée Masi, así como otros parlamentarios, no ha escatimado esfuerzo ni vocabulario alguno para atacar no solo al Gobierno, sino a quienes están al frente de la República, principalmente al Presidente. Ha buscado todas las formas posibles de hacer escuchar sus cuestionamientos que, en realidad, por lo que se ha visto, en realidad encierra odio.

No se puede olvidar la historia del porqué el titánico esfuerzo en atacar y denigrar de parte de la legisladora. Lo ha venido haciendo especialmente desde que su esposo, el investigado por hechos de corrupción Rafael Filizzola, se sumara al proyecto presidencial de Efraín Alegre, e intensificado cuando la dupla conformada por ellos fue derrotada en las elecciones generales del 2013. Los ataques fueron más fuertes cuando el proceso judicial de su esposo empezó a descubrir indicios de corrupción cuando era ministro del Interior hasta que, con chicanas jurídicas, de nuevo lo ha paralizado. Culpa al Gobierno de la investigación a su marido. Además, está embarcada de vuelta en la intención de llegar al poder en el 2018.

Masi no ha perdido un solo día en atacar al Gobierno y lo ha hecho con saña, tratando de denigrar a las autoridades y sus familias, a quienes incluso ha expuesto innecesariamente. Lo ha realizado de una manera inmisericorde.

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Para un escenario político muchos sostienen que todo vale, incluso la violencia verbal, pero es una aseveración peligrosa sobre todo para un país como el nuestro que ha vivido épocas negras por la violencia política. Masi y otros parlamentarios del mismo partido de gobierno utilizan la agresión y la violencia política para tratar de influir en el pensamiento de la gente. Antes que lograr adhesiones, generan daño a la política y al Paraguay.

Suponiendo que Masi y otros parlamentarios consideren que la forma de hacer política es usando discursos y ataques violentos, lo que ha sucedido ahora es mucho más de lo que se temía. Como ya sabrá toda la ciudadanía, una conversación en un grupo de Whatsapp entre la senadora Masi y el presidente del Congreso Nacional, el liberal Roberto Acevedo, ha generado una gran preocupación en el entorno presidencial que incluso llega ahora a instancias judiciales. La parlamentaria dice en un texto "De verdad... ya no soporto este tema. Roberto cuánto cuesta un sicario?? De medio pelo nomás... (sic)". El titular del Congreso responde con imágenes de bomba con la palabra "mejor", a lo que la legisladora replica con las mismas imágenes y la palabra "mejor". Y pregunta de nuevo, "cuánto??" (sic).

Al salir a luz un hecho similar, desde luego genera diversas interpretaciones. Desde el entorno presidencial se consideró oportuno denunciar el caso ante la Fiscalía, mientras Masi y Acevedo caían en contradicciones. Masi negó que existiera la conversación, mientras que Acevedo confirmó que existió, pero en "broma".

El hecho es grave desde donde se mire. Dos senadores, uno de ellos nada más y nada menos que presidente del Congreso Nacional, conversan en ese tono contra un presidente. En un país como Paraguay en el que solo en 1999 se dio un magnicidio de un vicepresidente de la República. Una amenaza así no es broma.

En aquella ocasión (en 1999), hay que recordar, la violencia política estaba impregnada en el accionar de numerosos políticos. ¿Es lo que se quiere de vuelta? ¿Se pretende que vivamos de nuevo en un clima de hostilidad, de violencia, de amenazas, de muertes? Es lo que aparentemente desea Masi y su entorno.

El Congreso Nacional, siempre cuestionado por la calidad de sus parlamentarios, ha entrado indudablemente a un estado en el que a través de la violencia verbal se pretende imponer ideas, muchas de ellas ligadas a mezquindades e intereses políticos y no precisamente a las necesidades de la gente.

No se puede tomar de ninguna manera como una "broma" este hecho. Lo que hizo la senadora Desirée Masi escribiendo, es lo que evidentemente desea: eliminar de la escena política, como sea, a las autoridades democráticamente electas, en especial al Presidente. Y eso no es ninguna broma. Y los responsables deben explicar su acción ante la Justicia.

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