Washington. Agencias.
Las mencionadas cárceles, conocidas con el nombre de "lugares negros", pese a estar ubicadas en el extranjero, eran administradas por EEUU. Allí, los oficiales de la CIA interrogaban a los sospechosos de terrorismo, quienes se sometían a prácticas de torturas cuestionadas por diversas organizaciones que defienden los derechos humanos.
GUANTÁNAMO SEGUIRÁ
El texto pide, además, que la prisión de alta seguridad estadounidense ubicada en la bahía de Guantánamo (Cuba) permanezca abierta para "la detención y procesamiento judicial de nuevos capturados", no solo del grupo terrorista Al Qaeda (como sucedió desde su creación en el 2002), sino para combatientes del grupo Estado Islámico (Daesh, en árabe).
El texto afirma que el penal de Guantánamo es "legal, seguro, humano y es consistente con las convenciones internacionales de las leyes de guerra". Asimismo, el borrador, aunque rechaza prácticas de tortura durante el procesamiento, pide investigar si sería mejor reiniciar el programa de interrogatorio de terroristas extranjeros puesto en marcha por George W. Bush. Durante el mandato del predecesor de Trump, Barack Obama, las técnicas de interrogatorio de Bush fueron prohibidas y muchas de las cárceles quedaron inoperativas.