Kate Kelly
Hillary Ripley estaba en una escaladora escalera en un gimnasio de Brooklyn donde hace fitness cuando su hija de 16 años le envió un mensaje de texto.
Una marcha de mujeres estaba siendo organizada en Washington –escribió la adolescente– para protestar por la toma de posesión del presidente Donald J. Trump y para defender la igualdad de género. Ripley bajó de la máquina y comenzó a buscar una compañía de alquiler de autobuses.
"Pienso en los mercados", dijo Ripley, una profesional de relaciones con inversionistas que ha trabajado tanto en bancos como en empresas de capital privado. "Se me ocurrió inmediatamente que iba a haber una tremenda demanda de autobuses", añadió.
Se puso en contacto con la firma US Coachways, obtuvo un presupuesto para un autobús de 55 asientos (US$ 3.050 por un viaje de un día) y comenzó a consultar a los amigos del vecindario para ver si podía conseguir suficiente gente que quisiera ir a la marcha y así costear el vehículo entre todos. Los asientos se llenaron rápidamente.
Al otro lado de la ciudad, en el Upper East Side de Manhattan, Alexandra Lebenthal, directora ejecutiva de una empresa de corretaje de acciones y bonos, también estaba haciendo planes para viajar a Washington.
"Nunca antes había hecho algo así en mi vida y siento que es un momento en que todo el mundo tiene que defender aquello que cree", expresó Lebenthal, quien era partidaria de Hillary Clinton.
Es una postura inusual para una mujer que trabaja en el despiadado mundo de las finanzas. Las mujeres de Wall Street –aunque a menudo tenaces y directas– no es un grupo acostumbrado a la protesta callejera.
Son profesionales de los negocios, las relaciones públicas, el marketing, las inversiones y del derecho. Viven con agendas llenas, temen perder negocios ofendiendo a sus clientes y, a menudo, sienten que, en una industria todavía abrumadoramente poblada por hombres, cuanto menos atención se preste a su género, mejor.
Y muchas de ellos están empleadas por compañías financieras cuyos precios de las acciones han aumentado desde la elección de Trump, un movimiento que podría endulzar sus ingresos.
Pero la toma de posesión de Trump ha llevado a un número llamativo de mujeres de Wall Street a superar sus preocupaciones sobre las protestas en público.
Tomando en cuenta entrevistas con numerosas mujeres de bancos, fondos de cobertura, gestores de activos, prácticas de derecho financiero y empresas de capital privado, parece que decenas de mujeres de la industria financiera de Nueva York, y tal vez muchas más, pretenden hacer el viaje a Washington para participar en la marcha del sábado.
Algunas irán en automóviles, viajando de madrugada para llegar a tiempo a una marcha que ocurrirá a las 10 de la mañana. Otras se adueñaron de las primeras reservas de Amtrak antes de que muchas de los trenes se agotaran o, en el caso de una mujer, usó sus 70.000 millas de viaje frecuente para obtener un boleto. Otras, incluyendo un grupo de mujeres de alto rango del Bank of America, viajan en autobús charter. Muchas lo describen como un momento clave en la política, los derechos de las mujeres y la historia americana.
"No soy un participante asidua de protestas", manifestó Jodi Schwartz, abogada de Wachtell, Lipton, Rosen & Katz, una firma en Midtown Manhattan conocida por asesorar a compañías y bancos sobre fusiones y adquisiciones.
Hacer tiempo dentro de un horario reducido para asistir a la protesta en lugar de tomar la ruta más simple de escribir un cheque para apoyar la causa, añadió Schwartz, tomó algún esfuerzo. Pero, agregó, "tan pronto como me enteré de esto, supe que iba a ir debido a mi nivel de horror por la manera en que la gente está hablando de las cuestiones de género después de la elección".
Schwartz citó una publicación que había visto en redes sociales, en la que se decía que se habían anunciado recientemente 56 nuevas medidas legislativas que limitaban el acceso de las mujeres al aborto. (La estadística, publicada por Naral Pro-Choice America, contó las prohibiciones de aborto y otras restricciones en el procedimiento durante el 2016.)
El clima político –sostuvo– es ahora "destapar un montón de cosas del burbujeante caldero de la actividad antifeminista".
Como una mujer relativamente acomodada con los recursos para mantener el acceso a los seguros y otros servicios, Schwartz agregó que se sentía "obligada" a ir a hablar por otros que "podrían no tener cuidados de salud o no tener acceso a abortos".
Las preocupaciones de Schwartz sobre las amenazas a la igualdad de género, los derechos al aborto y otras libertades parecen ser ampliamente defendidas entre sus pares.
Muchas de las mujeres entrevistadas dijeron que estaban disgustadas por los comentarios de Trump, incluyendo su sugerencia de prohibir a los musulmanes el ingreso a los Estados Unidos, su burla de un periodista discapacitado y el lenguaje llano que utilizó para describir los genitales de las mujeres durante una grabación del 2005 en "Access Hollywood" y que salió a la luz a principios de octubre último.
Algunas hablaron también de preocupaciones acerca de que el poco progreso visto en cuestiones de equidad y diversidad en Wall Street en los últimos años retrocedería en los Estados Unidos de Trump. La mayoría dijo que había apoyado a Hillary Clinton para la presidencia.
En una reunión en su casa el martes, Ripley vio cómo su hija, Hawthorne, y un grupo de amigos que también asistirían a la marcha del fin de semana hicieron pancartas para el evento. Una de ellas rezaba: "Las líderes lideran". "Cada participante estaba pagando US$ 80 por un asiento en el autobús y por los bocaditos, bebidas y otros suministros para el viaje. El grupo planeaba salir de un estacionamiento de Brooklyn a las 4:45 de la mañana del sábado.
Sin embargo, algunas mujeres de Wall Street dijeron que estaban evitando la marcha porque temían una reacción negativa de colegas, superiores o clientes que eran fans de Trump o críticos del activismo público.
Una mujer de 37 años, que maneja una cartera en un fondo de cobertura con sede en Nueva York, señaló que le preocupaba que las fotos de la marcha divulgadas en medios sociales podrían perjudicar su reputación en la comunidad empresarial.
Algunas gerentes de firmas de capital privado y bancos dijeron que estaban divididas entre instar a las posibles manifestantes a precaverse de enfurecer a los partidarios de Trump en la base de clientes y fomentar la libre expresión, independientemente de las consecuencias profesionales.
Lebenthal, que dirige una de las mayores empresas de corretaje administrada por mujeres en Wall Street, dijo que estaba impasible ante las preocupaciones de los clientes.
"Tengo amigos que votaron por Trump", dijo. "Tengo un problema importante con eso, pero es su derecho. Y no dejaría de hacer negocios con esa persona si votaran por Trump".
En cuanto a los clientes que reconsideren hacer negocios con Lebenthal debido a su participación en la marcha de las mujeres, dijo: "Si eso sucede, sucede".