Landon Thomas Jr.

En la fecha, Donald J. Trump jura como presidente de los Estados Unidos. La ebullición que había hecho presa del mercado tras su victoria, se ha relajado un poco y los inversionistas han empezado a ponderar más seriamente los riesgos de la Administración Trump.

Después de un corre-corre en las semanas posteriores a la victoria electoral de Trump, los mercados bursátiles de los Estados Unidos cambiaron poco en el último mes. En varias ocasiones, los inversores retrocedieron, oponiéndose a sobrepasar el promedio industrial Dow Jones más allá del hito de los 20 mil puntos.

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Las preocupaciones incluyen un dólar que se valorizó mucho, inquietudes sobre las guerras comerciales con China y México y, más ampliamente, el temor de que Trump no será capaz de cumplir con sus promesas de recortar impuestos, aumentar el gasto público y reducir la regulación.

El descenso del mercado en las últimas semanas ha sido muy modesto y los inversores, por ahora, parecen estar preparados para darle a Trump el beneficio de la duda sobre sus planes para la economía.

Sin embargo, considerando como parámetros sus impredecibles mensajes en Twitter, la rueda de prensa que dio la semana pasada y su duro discurso sobre China, un estado de ánimo cauteloso ha entibiado a ciertos anteriores episodios de euforia.

Los comentarios de Trump del fin de semana pasado sobre la fortaleza del dólar, sobre la posibilidad de que más países sigan a Gran Bretaña y abandonen la Unión Europea y su intención de gravar a los fabricantes de automóviles alemanes por no construir fábricas en Estados Unidos aumentaron estas preocupaciones.

"La gente está preocupada por la apreciación del dólar, qué tan alto llegarán las tasas de interés y el antagonismo con China", dijo en una entrevista la semana pasada Laurence D. Fink, director ejecutivo del gigante de gestión de activos BlackRock. "Ha habido demasiada conversación sobre las glorias del mercado de valores estadounidense", ponderó.

El martes, el índice principal del dólar, que se mide frente a las principales divisas del mundo, cayó más de 1 por ciento. Incluso las monedas derrotadas –como la lira turca y el peso mexicano– entre los más débiles del mundo en el último mes, ganaron terreno frente al dólar.

Los economistas han advertido que un dólar excesivamente fuerte puede perjudicar a la economía de Estados Unidos de varias maneras. El déficit comercial de Estados Unidos se ampliaría a medida que las exportaciones se estancarán y los bienes más baratos de México y China inundarán el mercado. Un largo período de un dólar fuerte también aumenta las posibilidades de una crisis en los mercados emergentes, si los cruciales fondos de inversión huyan de las monedas que están cayendo frente al dólar.

El precio del oro, una inversión tradicionalmente segura, aumentó casi un 1,5 por ciento en el día. El precio de un bono del Tesoro a 10 años subió, impulsando su rendimiento - un importante punto de referencia para las tasas de interés - hasta 2,33 por ciento desde el cierre anterior, que era 2,4 por ciento, una señal de que los inversores buscan seguridad en vez de rentas apostando en bonos del gobierno.

Y las acciones en los Estados Unidos siguieron buscando su dirección en la ausencia de acontecimientos tangibles para la economía en los planes de Trump.

El índice de acciones de Standard & Poor's 500 cerró en 2.267,89 el martes, un 0,3 por ciento abajo. El promedio industrial Dow Jones cayó en el mismo porcentaje, a 19.826,77. El índice compuesto Nasdaq cayó 0.63 por ciento a 5.538,73.

La opinión de Fink, compartida por muchos inversores con perspectiva global, es que mientras Trump ha hecho promesas audaces sobre la necesidad de dinamizar lo que ha sido una recuperación tibia para la economía del país, tales transformaciones no ocurren rápidamente.

"Estas cosas llevan meses y años", dijo Fink.

Mientras los especialistas del mercado de valores están de acuerdo en general en que Trump tiene oportunidades para su gestión, algunos están comenzando a cuestionar si el marcado aumento en las acciones ya ha ido tan lejos como puede hacerlo sin resultados tangibles de política en forma de menores impuestos e iniciativas de gasto público .

"Me pregunto si la euforia ha superado los fundamentos", dijo David Lafferty, estratega jefe de Natixis Global Asset Management. "El mercado de valores está fijando los precios en un escenario de tipo Reagan", agregó.

Al igual que muchos, Lafferty está preocupado de que tal expansión fiscal al final de un ciclo económico conduzca a un fuerte aumento de los precios y a un repentino movimiento por parte de la Reserva Federal para ponerse al día al subir las tasas de interés más rápido de lo que el mercado espera.

Los economistas y los estrategas de inversión también están advirtiendo de posibles shocks globales que podrían enervar a los mercados en el próximo año.

Y mientras algunos de estos trastornos pueden ser impulsados por el crecimiento de los movimientos políticos populistas, en toda Europa en particular, esta volatilidad más alta comenzaría a medida que los bancos centrales dejen de intervenir tan agresivamente en los mercados.

Jens Nordvig, especialista de divisas en Exante Data, destacó tres de esas preocupaciones en una reciente carta a los clientes. Advirtió que transcurrieron 15 años desde la última crisis de los mercados emergentes y señaló que la caída de la moneda turca y las salidas de capital de China son dos áreas de preocupación.

También citó a una posible ruptura de la Unión Europea y a cualquier movimiento por parte de Trump para imponer aranceles u otras sanciones a las importaciones como acontecimientos que podrían desestabilizar los mercados.

"Es un mundo complejo, con respuestas desordenadas a preguntas que, hasta hace poco, parecerían sencillas", escribió Nordvig en su nota. "Y en este mundo, significativos choques macro serán más frecuentes", finalizó.

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