Washington, Estados Unidos | AFP

Con la zanahoria y, especialmente, con el palo: al maltratarlos públicamente Donald Trump hace temblar a los empresarios más poderosos, que acaban haciendo gestos de buena voluntad y prometiendo miles empleos para los estadounidenses. Esa estrategia ultraofensiva desentona en un país en el que la sacrosanta ley del mercado protege a priori a las empresas de un intervencionismo tan directo. Sin embargo, parece dar frutos.

General Motors y la red de supermercados Walmart se sumaron a la larga lista de compañías que prometieron aumentar su actividad en Estados Unidos, acatando el deseo de Trump de detener la deslocalización de empresas.

Algunos grupos no hicieron más que anunciar inversiones que ya tenían previstas desde hace tiempo. Sin embargo, actuaron bajo la presión de un presidente siempre listo a disparar una ráfaga de 'tuits' con amenazas como la de imponer tasas arancelarias a quienes importen productos que hagan perder empleos estadounidenses.

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"Las compañías de autos y otras, si quieren hacer negocios en nuestro país, tienen que empezar haciéndolos aquí nuevamente", bramó Trump en Twitter el domingo.

FORD, FIAT, TOYOTA

A comienzos de enero Ford desistió de instalar una planta en México para invertir en Estados Unidos. Fiat Chrysler repatrió la producción de uno de sus modelos y anunció que empleará a unos 2.000 estadounidenses.

La japonesa Toyota, el mayor fabricante mundial de autos, fue amenazada por Trump de aplicarle sanciones aduaneras si construye una planta en México para armar coches para el mercado estadounidense. Trump también presionó en el sector tecnológico. Amazon dio un gran golpe al anunciar que planea crear 100.000 puestos de trabajo en Estados Unidos.

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