Por Leah Soibel

Fundadora y Directora en Fuente Latina.

La justicia lenta no es justicia. En el caso de Argentina, es descorazonador ver no solo una justicia lenta, sino a veces inoperante y politizada. Es fácil entender que una justicia que no funciona, o que funciona al servicio de los intereses particulares ajenos al bienestar de la nación y de todos los argentinos, es una justicia que pone en riesgo la calidad democrática de Argentina. En honor a la verdad, es justo advertir que el sistema judicial argentino no es ni mucho menos ineficaz en la mayoría de los casos a los que tiene que hacer frente, y que cuenta con profesionales excelentes, pero hay algunos asuntos que la opinión pública se ve obligada a observar con desespero y enojo y a los que no les faltan manos oscuras que se afanan por impedir su resolución.

A estas alturas de la reflexión, y dadas las fechas en las que nos encontramos, el lector ya habrá advertido que se trata de la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman, hallado sin vida en su departamento el 18 de enero de 2015, hace justo ahora dos años. Y no se trata solo de este caso, al que ni las investigaciones periciales ni judiciales han sido capaces de aportar luz –a pesar de las evidencias que apuntan hacia el asesinato–; ya que en realidad la muerte de Nisman fue un triste episodio más de algo por lo que la sociedad argentina lleva reclamando justicia desde hace casi 23 años: el atentado a la AMIA (la mutual israelita argentina) de 1994, que acabó con la vida de 85 personas. Sin Justicia para los familiares de estas 85 víctimas, y sin justicia para los familiares y colaboradores de Alberto Nisman, la realidad de un país que no es capaz de resolver esto se hace insoportable.

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¿Y qué ha ocurrido en estos dos años desde la muerte del fiscal? Pues idas y venidas judiciales que solo han contribuido a entorpecer su resolución. La causa ha ido cambiando de instancias judiciales, se han denunciado irregularidades periciales, ha habido un cambio de Gobierno, se han producido amenazas de muerte a quienes han pretendido esclarecer de manera inequívoca el caso… Pero hay algo de luz al final del túnel. A lo largo de este nuevo año 2017 podrían cambiar sustancialmente las cosas para desenmarañar todo este sinsentido.

La causa, que ya suma más de 14.000 páginas, recayó en manos de la Justicia Federal desde el pasado mes de septiembre y se ha hecho cargo de la investigación el fiscal federal Eduardo Taiano, quien ya ha solicitado algunas medidas probatorias, habilitadas por el juez Julián Ercolini.

Al fin, la investigación quedó en la Justicia Federal por la posibilidad de que la muerte de Nisman guarde –como es más que lógico– alguna relación con la causa AMIA. No en vano, Nisman era el fiscal encargado de investigar en exclusiva este atentado desde el año 2006. Nisman terminó apuntando a los iraníes como responsables de la masacre y denunció al gobierno de Cristina F. de Kirchner por alcanzar un memorándum de entendimiento con Irán, que en la práctica encubría estas responsabilidades. Precisamente, el día antes de acudir al Congreso para presentar esta denuncia ante los diputados, fue cuando se produjo la muerte de Nisman.

Etiquetas: #Nisman

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