Por Marcelo Pedroza

COACH – mpedroza20@hotmail.com

Nos necesitamos y nos complementamos de manera constante. Es así durante toda la vida. Cada cual sabe lo que implica en su existencia la presencia de los demás. ¿Qué seríamos sin ellos?, ¿qué hubiéramos hecho sin la fuerza irradiada por aquellos que han pregonado el bienestar de nosotros? Podemos pluralizar esta hermosa semblanza que nos acompaña en nuestros días, es una de las características edificantes del ser humano dado que vive junto a otros, con otros, para otros y al lado de otros. Y es esencial que así sea. Las causas están impregnadas de motivaciones comunes, vinculantes, atrayentes y estimulantes para poder realizar deseos, anhelos, metas y sueños que le dan sentido a la comunidad de vidas. Es elemental pensar en el otro. ¿Qué hubiese sido de nuestras vidas sin los otros que de una u otra forma han estado y nos han ayudado a construir nuestra historia?

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Las secuencias cotidianas están impregnadas de la presencia de otros. De diferentes maneras nos encontramos haciendo tareas diarias en donde la participación de las personas que nos rodean se hace presente. La convivencia siempre está. Y el valor que posee es dignificante por naturaleza. Somos potencialidades constructivas de vínculos que nos producen innumerables sensaciones. Y esa expresión creadora se funda en las razones que nos movilizan a vincularnos. Sucede algo parecido en nuestro interior. Los órganos dependen unos de otros, se ayudan a darle vida a ese ser que los aglutina en un cuerpo. También cada uno de ellos tiene su propia constitución estructural. Por ejemplo el sistema nervioso es una red de tejidos altamente especializada que en el ser humano constituye el setenta por ciento del cuerpo y que tiene como componente principal a las neuronas, que se encuentran conectadas entre sí.

Así como las neuronas, cada uno de nosotros es miembro de un fenomenal entramado de conexiones. Las neuronas tienen la propiedad de conducir los estímulos dentro del tejido nervioso y hacia la mayoría del resto de los tejidos, coordinando múltiples funciones del organismo, tales como el movimiento, la adaptación al ambiente externo y las actividades intelectuales. Cada persona puede estimular con sus actos al tejido social, de ahí la preponderancia de sus pensamientos, sus focos de atención, su actitud abocada al crecimiento, sus movimientos orientados a la colaboración y sus fortalezas destinadas a la conjunción de actividades, que de forma coordinada, le den ímpetu a las ganas de coexistir en este mundo.

El complemento de las virtudes que nos distinguen puede ser utilizado permanentemente para avanzar hacia la concreción periódica de lo que nos proponemos. Las neuronas así lo hacen, unas tienen la virtud de recibir y conducir información o impulsos y llevan el nombre de sensoriales o aferentes, otras emiten y llevan la respuesta u orden desde el sistema nervioso hasta las células efectoras de los diferentes tejidos del cuerpo y se conocen como motoras o aferentes y otras vinculan la actividad de las neuronas sensitivas y las motoras y se llaman conectivas o de asociación. Hay espacio para todas. El protagonismo se desarrollada haciendo bien lo que las funciones pregonan. Tienen sus formas de comunicación, lo hacen por la conducción axónica y la transmisión sináptica. Todas las vías neuronales son cadenas de neuronas en interrelación, lo que hace posible la continuidad fisiológica del impulso nervioso por un circuito complejo. Estamos unidos inexorablemente, y esa conexión tiene múltiples bifurcaciones, como familiares, laborales, deportivas, académicas, culturales, gremiales, sociales, etc.

Las conexiones son más importantes que el número de neuronas. De ahí la relevancia de los vínculos constructivos. Albert Einstein decía que todos nacemos con un conjunto completo de neuronas, pero las conexiones entre ellas (sinapsis), se crean con el proceso de aprendizaje. Cuando se aprende algo el cerebro lo agradece, las neuronas festejan. Cuando se aporta algo a la comunidad sucede lo mismo. El cerebro cuando aprende cambia, también le pasa lo mismo a la sociedad.

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