Por: Javier Barbero

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Abundan los manuales de autoayuda para vivir mejor, y muchos son muy buenos. Quienes estudian nuestro cerebro también aportan luces respecto a buenos hábitos que nos ayudan a hacer mejor las cosas y a ser más felices. Y en el mundo actual, con tanta diversidad y cantidad de estímulos, este tema es cada vez más importante.

Muchos de estos métodos tienen que ver con la meditación, con aprender a estar conscientes de lo que estamos haciendo, con vivir el presente con intensidad, y para quienes disfrutamos de la gracia de la fe, se relacionan con la oración.

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Cuando necesitamos trabajar para un objetivo requerimos concentrar la atención. En este modo de operación realizamos la mayor parte de nuestras tareas. Pero requerimos descanso, así como para crear necesitamos de las intuiciones, y estas nos aparecen cuando estamos en el modo de vagar mentalmente.

El cerebro tiene un mecanismo que nos pasa de un modo de operar al otro, y cuando dejamos que se nos esté mudando muy rápidamente de un modo operativo a otro, difícilmente podemos cumplir bien las tareas, ni siquiera el vagar mental, por lo que nos cansamos rápidamente.

Hoy estamos sometidos a un intensísimo bombardeo de información de todo tipo que nos mantiene en constante alteración de nuestro modo de actuar mental: televisión, anuncios de todo tipo, correos electrónicos, redes sociales, noticias por los más variados medios y las interacciones humanas de siempre.

Por ello conviene ordenar el tiempo en bloques destinados a determinadas tareas. Si estamos contestando correos electrónicos, hacerlo a una cierta hora y dedicarnos exclusivamente a ello. Si estamos estudiando para el colegio, concentrarnos en eso y dejar de lado otras cosas.

También hoy más que nunca requerimos descansar y hacerlo con dedicación: las comidas con la familia, la siesta de unos minutos, los juegos con los hijos, la tertulia con la pareja, las actividades de fin de semana, las vacaciones; son espacios a los que nos debemos entregar y son de enorme importancia.

Pero además, debemos aprender a concentrarnos en las tareas que lo requieren, y a tener momentos de vivir y sentir el ahora: la respiración, lo que nos rodea, la música, la naturaleza.

Para ello es preciso dejar de lado los innumerables estímulos que nos atraen, y encontrar la paz mental que nos permita, o bien concentrarnos en nuestra tarea del momento, o bien disfrutar sin estorbos de soñar despiertos.

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