Natal, Brasil. AFP.

La policía brasileña controló ayer domingo un motín en una cárcel de Natal, en el noreste, que sumó al menos diez muertos a los más de 100 que ya dejó una guerra entre facciones criminales desatada en centros penitenciarios en el 2017. Es la cuarta rebelión carcelaria en el país en lo que va del año.

Las fuerzas de seguridad ingresaron en la mañana al presidio de Alcaçuz, el mayor del estado de Río Grande do Norte, catorce horas después de iniciada la rebelión, que las autoridades sospechan es el más reciente episodio de una sangrienta lucha por el control del narcotráfico en las cárceles del país.

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"La situación está absolutamente controlada", dijo Caio Bezerra, secretario de Seguridad Pública del distrito, en una rueda de prensa.

Walber Virgolino, secretario de Justicia del distrito, afirmó que las autoridades manejan la hipótesis de que "hay más de diez reclusos muertos".

CHOQUE DE LA POLICÍA

El dato definitivo será informado probablemente con el correr de los días, aseguró, en momentos en que la tropa de choque de la Policía aún trabaja dentro del recinto.

La rebelión comenzada en la tarde del sábado, estalló luego de que presos supuestamente de diferentes organizaciones criminales lograron salir de sus pabellones para enfrentarse brutalmente.

Las fuerzas de seguridad cercaron el exterior de la cárcel y debieron esperar hasta el amanecer del domingo para irrumpir con vehículos blindados ya que los detenidos habían cortado la luz y conseguido armas pesadas.

El coordinador de la administración penitenciaria estatal, Zemilton Silva, señaló en la víspera que había cuerpos decapitados, un símbolo recurrente del nivel de violencia que se vive en las cárceles superpobladas del país.

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