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Para los fans del bitcoin, la famosa moneda digital, el año tuvo un inicio volátil. El 5 de enero, un bitcoin cambiaba de manos por casi US$ 1.150. Eso casi igualaba al récord establecido hace tres años. Desde entonces, sin embargo, se ha reducido en un 33%. En otras partes de la tierra de los bits monetarios, las cosas se mueven más lentamente, pero el problema se está gestando: una posible guerra de patentes se cierne sobre el blockchain, una especie de libro mayor contable online que autentica y registra cada transacción bitcoin.

Las luchas enardecidas por la propiedad intelectual no son hechos nuevos en los prometedores mercados tecnológicos. Dado que se espera que el blockchain lo sacuda todo, desde la forma en que los preciosos diamantes se protegen a la forma en que se negocian las acciones, las peleas legales podría ser especialmente feroces.

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A primera vista, el blockchain no se presta fácilmente a sostener afirmaciones de propiedad intelectual. El creador del Bitcoin, conocido sólo por su seudónimo, Satoshi Nakamoto, publicó un artículo sobre su invención, codificó la primera implementación y luego desapareció, lo que significa que el núcleo de la tecnología es ahora parte del dominio público y sólo las adiciones y variaciones importantes podrían ser patentadas. Los componentes del blockchain son ampliamente conocidos. En las decisiones de los tribunales estadounidenses, así como a partir de una nueva ley sobre la concesión de patentes, se hace difícil reclamar la propiedad de tales innovaciones financieras.

Esto no ha impedido que las empresas intenten obtener protección por patentes sobre mejoras significativas en la cadena de bloqueo, incluyendo las técnicas de seguridad y cifrado, dijo Colette Reiner Mayer, de Morrison & Foerster, una firma de abogados. Las solicitudes se están haciendo públicas, porque la oficina de patentes de Estados Unidos debe liberarlas 18 meses después de que se presenten. Una búsqueda de Espacenet, una base de datos global, reveló 36 pedidos y se dice que cientos más están por conocerse.

Las compañías financieras se encuentran entre las más asiduas solicitantes: Mastercard, por ejemplo, está buscando cuatro patentes relacionadas con el pago. Goldman Sachs ha presentado una reseña de un libro mayor distribuido que puede procesar las transacciones de divisas. Startups, incluyendo Coinbase, Chain y 21 Inc., también han estado ocupados en igual sentido.

Luego está Craig Wright, un australiano que afirma ser Nakamoto, pero no ha proporcionado pruebas concluyentes. Él solicitó, a través de una empresa registrada en Antigua llamada EITC Holdings, 73 patentes en Gran Bretaña.

Sólo unas pocas patentes han sido emitidas hasta el momento y todos los solicitantes conocidos dicen que tienen la intención de utilizar las patentes sólo "defensivamente", lo que significa para protegerse en eventuales juicios. Aun así, las batallas legales parecen probables: los bancos que se sientan afectados pueden arremeter contra los recién llegados y las "entidades no practicantes", también conocidas como "secuestradores de patentes", pueden intentar enfrentar a otras compañías.

Todo esto podría ralentizar el ritmo de la innovación, advirtió Brian Behlendorf, de Hyperledger, una organización paraguas (una unión de entidades del mismo ámbito o sector, a menudo relacionadas entre sí, con el fin de crear una imagen o posición común ante el mercado, las instituciones o el público en general) para varios proyectos relacionados con blockchains.

Para limitar estas peleas, varias startups están abriendo sus IP's. Chain, Digital Asset Holdings y Hyperledger han hecho sus softwares de código abierto, de modo que la receta subyacente esté libremente disponible, lo que también lo hace más atractivo para los usuarios y desarrolladores. Algunos programas incluso vienen con una licencia que hace imposible esgrimir patentes contra aquellos que usan el código de la organización. Blockstream, otra empresa de nueva creación, ha firmado un "compromiso de patente", prometiendo no demandar a otros, siempre y cuando no utilicen sus propias patentes ofensivamente.

También hay discusiones sobre la formación de un pool de patentes, al igual que la Red de Invención Abierta, creada en el 2005 para proteger a las compañías miembros contra los juicios por usar Linux, el popular sistema operativo de código abierto. El OIN (Open Invention Network) adquiere patentes y luego los licencia libremente a los miembros, que acuerdan no hacer valer sus propias patentes.

Si esta estrategia de desarme mutuo es suficiente para evitar otra guerra de patentes, quedará claro solo cuándo y si los blockchains se conviertan en un negocio multimillonario. Esta semana, DTCC, un proveedor de servicios de compensación y liquidación, anunció que basará la próxima generación de su sistema de información comercial en el blockchain y SWIFT, una red de pagos, dijo que estaba explorando la tecnología.

Eso podría originar más aplicaciones.

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