• Por Cristóbal Nicolás Ledesma Salas

El fallecimiento del gran Roberto Cabañas nos golpeó tanto a los cercanos a él como a los que ni siquiera lo han visto jugar o mirado el video de su golazo de taco (escorpión) para el Cosmos de Nueva York, su paso por Cerro Porteño, su tremenda campaña en el América de Cali o su idolatría en Boca Juniors y ni hablar de lo hecho en Francia.

Claro que ya consumada la irreparable pérdida muchísima gente lo conoció gracias a las programaciones radiales, los diarios y, con más razón, la televisión –local e internacional– que repasó parte de su exitosa carrera futbolística y sus goles acrobáticos.

Y también vinieron los reclamos. Uno de los más escuchados fue: La gente es ingrata con sus ídolos. Claro que nadie osó a decir qué gente, qué estamento, que organización, grupo, etc.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

¿Quién debe ocuparse de saber cómo anda el hombre o ser humano pos futbolista profesional?

En la generalidad de los casos nos acordamos de los que pasaron la línea que divide al "jugador común" del ídolo. Pero, ¿cuántas pelotas le habrán pasado Américo Godoy, Alcides Sosa o Crispín Verza al ídolo Benicio Ferreira para que éste anotara los goles para el Olimpia; o cuántos pases les habrán echo Osorio, Jara Saguier o Mario Jacquet para que Saturnino Arrúa sea considerado el mayor ídolo de la casaca azulgrana?, y así sucesivamente. ¿Acaso no se merecen igual que los goleadores como lo hicieron quienes fueron compañeros del gran Roberto Cabañas?

No deberá ser fácil discernir a qué jugador ayudar. Dar una pensión graciable –por ejemplo– o un puesto de trabajo aún sin ser apto para determinado lugar. No le llevaremos a un ex jugador que se cansó de meter goles, los defendió, atajó o hizo los pases para que gane un equipo o la selección nacional, a reparar calles o realizar cualquier otra tarea de obrería.

¿Quién debe encargarse de saber cómo andan los ex futbolistas? Hay una creencia que el futbolista gana buen dinero, claro que no en todos los casos. ¿Conocemos si sabe dar buen rumbo a su dinero, si sabe invertir, si mete a una caja de ahorro o no?

Falleció recientemente Édgar Robles y lo sentimos mucho, especialmente quienes lo vimos jugar, y ese dolor se magnificó con la partida de Cabañas, Pero, en vida, ¿cuánta de esa gente conmovida al punto de derramar algunas lagrima, preguntó de Robles o Cabañas?

No tengo duda de que nos conmueve más la muerte que la vida, aun sabiendo que ambas son la naturaleza misma. Tampoco tengo duda que Cabañas hubiese seguido con nosotros si tenía una asistencia, incluso más sicológica o social que médica.

La suposición que, por ser futbolista consagrado, "oiko porã" no nos dejó preocuparnos de saber cómo estaba realmente. Y seguramente alguno dirá: y ¡por qué no buscó esa asistencia!

Ojalá que encontremos algún camino que nos lleve a minimizar, por lo menos, este tipo de situaciones. La grandeza de Roberto Cabañas y su sorprendente fallecimiento deben dejarnos lecciones de aplicación urgente. La pregunta es ¿quién debe dar el puntapié inicial?

Dejanos tu comentario