Juan Aranda, de 59 años, fue hallado muerto ayer en el interior de su celda en la penitenciaría regional de Misiones, donde el recluso cumplía condena, tras ser sentenciado a 8 años de prisión por el cargo de abuso sexual en niños.

Los guardias del penal lo encontraron alrededor de las 8:00 de la mañana, luego de una revisión en el interior de la celda. Estaba sentado a escasos centímetros del piso, en el sanitario del cuarto donde cumplía condena, y con una soga de plástico amarrada al cuello y atada a la llave de la ducha. Aranda es oriundo de la compañía San Antonio, de la localidad de Santa María.

El hecho llama la atención de las autoridades penitenciarias, no solo considerando que el hombre debía salir en libertad hoy, al cumplir las dos terceras partes de su condena, sino además por los golpes y rastros de sangre que presenta el cuerpo de la víctima.

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El médico forense que se encargó de la inspección, Nicodemus Rodríguez, indicó como probable causa de muerte: asfixia mecánica por ahorcamiento. Resaltó los rastros de violencia en el torso y el sangrado por las fosas nasales. La investigación queda en manos del fiscal Ramón Olmedo, considerando que podría tratarse de un hecho de homicidio que se quiso hacer pasar como suicidio.

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