El Paraguay siguió llorando ayer por un gran ídolo. Roberto Cabañas o la "Pantera" o el "Mago", como lo conocían, fue enterrado en su querido Pilar. Luego de su fallecimiento en nuestra ciudad capital, fue transportado el lunes en una aeronave de la Fuerza Aérea Paraguaya, rumbo a la ciudad que lo vio nacer, y recibido por una multitud.

El velorio del ídolo del fútbol paraguayo fue muy triste, porque sus amigos de siempre, los que le vieron crecer en la calle Colón, no se cansaron de llorar por una persona, que a pesar de la fama, siempre mantuvo la humildad. Un lugareño comentó una anécdota, cuando Cabañas jugaba en Francia, le llamaron y le comentaron que los alumnos de una escuela de Pilar no iban a participar de un desfile, porque no tenían los uniformes.

No tardó un instante en llamar a su padre para decirle que averigüe cuántos alumnos eran, para enviarles el dinero necesario para comprar guardapolvos y zapatos. "Yo no podía desfilar porque no tenía zapatos, pero ellos lo van a hacer", dijo Roberto, pintando en cuerpo completo su gran calidad humana.

Los amigos de Roberto Cabañas le dieron el último adiós con mucho pesar, por el cariño que le tenían.[/caption]

Sus tres hijos, Roberto Cabañas (h), Daniel y Carolina, estuvieron presentes e indicaron que como padre fue un ejemplo. "Era padre y amigo de nosotros. Nos ayudó en todo. Quise ser futbolista, pero nunca iba a ser como él, fue extraordinario", explicó Roberto (h).

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La multitud que acompañó al féretro pasó por la iglesia, donde hubo una misa de cuerpo presente; por la municipalidad; su querido club Capitán Bado, donde fue recibido con música; por la casa de sus padres, donde se crió; y terminó en el cementerio, donde la tristeza se apoderó de todos porque despidieron a un grande.

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